Esta es la idea de dos emprendedoras alemanas Sara Wolf y Milena Glimbovski. Frustradas por el exceso de embalaje y desperdicio que vieron en la industria minorista de alimentos, las jóvenes decidieron poner manos a la obra y lanzaron una campaña en el sitio de Crowdfunding Startnext para reunir donaciones de dinero para materializar la idea, y excedió todas las expectativas doblando sus metas de 45000 euros.
Así fue como abrieron Original Unverpackt, su primera tienda en Berlín y una segunda la seguirá pronto. En lugar de tener un envase para cada producto, se pide a los compradores que lleven sus propios recipientes para rellenarlos a granel. También tienen una estación eléctrica para el llenado de bebidas. Por otro lado, el producto se muestra tal como es, sin escondites o disfraces y la información nutricional y de origen está claramente identificada con una etiqueta.
Este concepto no solo está diseñado para reducir la contaminación de los envases, sino también de los residuos alimenticios. Ya que de este modo, los compradores pueden comprar más inteligentemente y solo adquirir lo que realmente necesitan.
Un modelo de negocio como éste también podría permitir un mayor control al pedir solo cantidades realistas basadas en la demanda.