Puede hablarse de “crisis del agua” si se piensa en la escasez de este recurso esencial para la vida y actividad humana en el planeta. La situación pone en alerta a los líderes mundiales en cuanto a las formas de cuidarlo.
En esta línea, Singapur aparece como un ejemplo en cuanto a gestión hídrica. En este país, donde habitan seis millones de personas en un espacio muy reducido, no hay fuentes naturales de agua dulce. Por eso el uso y aprovechamiento del agua se destaca a nivel global.
Crisis del agua: la “suave” manera de Singapur
Se trata del quinto país más rico del mundo y se ubica una de las regiones con mayor escasez de agua. Al parecer, en vez de extraer más agua de la naturaleza, apuestan por otro camino de eficiencia.
El agua potable siempre fue un recurso valioso en esta nación y también muy político. Hubo racionamiento del agua y malas condiciones sanitarias, y las frecuentes inundaciones fueron un gran desafío durante mucho tiempo.
“Cuando Singapur se independizó políticamente (1965), se creó un plan de autosuficiencia de agua, alimentos y energía hasta 2060 para generar sistemas que pudieran resistir las presiones”, explicó Cecilia Tortajada, profesora de desarrollo ambiental de la Universidad de Glasgow a DW.com.
En ese momento, el gobierno desarrolló un plan maestro basado en cuatro pilares: agua importada, plantas desalinizadoras, extracción de agua local y tratamiento de agua llamado “NEWater”.
Dos tercios de la superficie terrestre de Singapur se utilizan para almacenar agua de lluvia: desde los tejados a través de desagües y hacia una red de ríos, canales y 17 embalses. Si estos se desbordan, durante una lluvia intensa, el agua adicional se recoge en tanques subterráneos.
Posteriormente, esta se puede transformar en agua potable. Hasta 2060, el gobierno planea utilizar el 90% de la superficie terrestre para almacenar agua de lluvia.
Los expertos coinciden en que, además de las infraestructuras y la tecnología, el gobierno logró, como punto fundamental, involucrar a la población y a la industria. Además, los contadores de agua digitales también ayudan a detectar fugas rápidamente.
Otro pilar imprescindible es el tratamiento del agua. Singapur construyó, por 10 mil millones de dólares, un túnel de alcantarillado de 206 kilómetros de longitud que conduce las aguas residuales a plantas de tratamiento eficientes. Todo el subsuelo del país es una red ramificada de modernos sistemas de alcantarillado.