Luego de un año de investigación, elaboración y validación del modelo de negocios, Gisella Necchio y Sol Depetris, estudiantes de 4to año de la carrera de Lic. en Ciencias Empresariales de la Universidad Austral fueron distinguidas por su proyecto Sustramax By SOGI en la competencia de emprendedores que organiza la universidad. La iniciativa de las jóvenes permite reutilizar el aserrín como materia prima de un sustrato para cultivar plantas bajo la técnica de la hidroponía.
El valor agregado de reinsertar este componente es la reducción de la contaminación del medio ambiente y de enfermedades, principalmente respiratorias, ambos problemas causados por la acumulación del aserrín. Tal es el caso, que según las emprendedoras, los principales proveedores del material mostraron amplio apoyo para sumarse a la cadena productiva.
“El año que viene pensamos llevar a la práctica el proyecto y para eso vamos a sumar a un ingeniero químico y a un ingeniero agrónomo para que completen el equipo. El negocio es rentable y con el apoyo de la universidad vamos a seguir participando de rondas de inversores”, explican a Ecos365 las estudiantes.
La idea fue pensada en el marco de desarrollo de sus tesis de final de la carrera y resultó ganadora luego del análisis de un jurado especializado compuesto por Sebastian Chale, Subsecretario de Producción de la Municipalidad de Rosario; Diego Viruega, Director de Tecnología e Innovación de Bolsa de Comercio de Rosario; M. Cecilia Ribecco, Vice Presidenta de ASEA (Asociación de Emprendedores de Argentina) y Ana E. Galiano, Vice Rectora de Universidad Austral Sede Rosario.
Aserrín como sustrato hidropónico
El plan de la dupla, es montar su propia planta a pocos kilómetros de Rosario y allí reutilizar el aserrín que se acumula principalmente en los aserraderos de la zona. Para transformarlo en el sustrato, una vez recolectada la materia prima, se le aplica un proceso de decantado a través de electroimanes o zaranda lo que permite eliminar cuerpos extraños.
En el paso siguiente, se mide el PH y la conductividad eléctrica, ambas mediciones deben contar con valores específicos. Para terminar, se realiza un proceso de desinfección a través de un lavado a 180° para descartar plagas o componentes nocivos. Finalmente, se compacta en bloques de cinco kilos y se envasa en bolsas ecológicas para su distribución.
“Como esto reemplaza la tierra y va a estar en contacto con alimentos, el aserrín debe provenir de maderas que no estén trabajadas. Además, durante el proceso tampoco se le agregan químicos”, detalla Gisella y amplía que la vida útil del sustrato se puede extender aún después de haber cumplido su ciclo en el cultivo.
Es decir, en vez de desecharlo, los productores hidroponistas pueden generar energía para sus invernaderos a través de la liberación de gases que se producen al someterlo a grandes temperaturas. Este recurso es muy valorado para reducir costos a la hora de abastecer por ejemplo el sistema de riego o luz, fundamentales para el funcionamiento de dichos establecimientos.
Salir al mercado en un momento de crecimiento
Según las investigaciones del equipo de Sustramax, el mercado de los cultivos hidropónicos prevé un crecimiento anual del 21% en los próximos 10 años. No obstante, aseveran que en la Argentina el crecimiento fue del 50% en los últimos cinco años.
Entre las ventajas que las emprendedoras destacan de la hidroponía apuntan principalmente al ahorro de agua, a la neutralidad frente a los fenómenos meteorológicos y a la posibilidad de llevar a cabo ciclos más cortos con mejor rinde.
Además, refieren que se evitan desperdicios, la producción resulta más limpia con cultivos de calidad y sin la necesidad de rotación como ocurre en la agricultura tradicional.
“Con esta técnica se puede vender toda la producción sin desperdicios y presenta ventajas frente a la agricultura tradicional. Nosotras vamos a comercializar vía web o a través de distribuidores, además de participar en ferias del sector”, cierran con entusiasmo.