Uno de los eventos que más conmovieron a la humanidad durante los últimos años fue el incendio de la catedral parisina Notre-Dame en el año 2019. El presidente francés, Emmanuel Macron, declaró entonces la restauración de la iglesia para devolverla a su estado original.
Sin embargo, la ciudad de París aprovechó para restaurar más allá de la icónica edificación. Paralelamente, se lanzó un concurso de diseño para remodelar el entorno de la catedral y el 27 de junio se anunció al ganador: el equipo liderado por el paisajista Bas Smets.
El nuevo aspecto de Notre-Dame
Comprometida a ser la ciudad más verde de Europa en 2030, la capital francesa convertirá la Île de la Cité, la isla del Sena donde se asienta Notre-Dame, en un microclima sostenible. La plaza de enfrente de la catedral se repensará como un espacio abierto rodeado de vegetación donde los árboles circundantes darán sombra a las áreas de descanso. Habrá más variedad de árboles resistentes a altas temperaturas, que requieren menos agua y soportan sequías prolongadas.
La plaza detrás de la catedral, actualmente dividida por setos y vallas, se convertirá en un amplio espacio público continuo que se abre hacia el ábside de la catedral y se plantarán un total de 131 árboles nuevos. La ciudad de París tiene como objetivo comenzar la construcción en 2024 y completarla en 2028, con un presupuesto de U$S50 millones.
Quién es el encargado de la restauración
Smets se especializa en transformar sitios hiperurbanos y convertirlos en oasis ecológicos, así como hizo para LUMA Arles, un campus creativo en Provenza, el cual transformó por completo. Pasó de ser una plataforma de hormigón sin vegetación a un exuberante parque de 11 hectáreas, con más de 500 árboles que dependen de un sistema de circulación de agua sostenible. El gran estanque sirve como depósito de agua para riego y como dispositivo de refrigeración en los calurosos días de verano. El estanque, así como la nueva topografía y su vegetación, producen un microclima, transformando efectivamente el desierto de concreto en un exuberante parque público.
Y para Notre-Dame, planea convertir una parte del estacionamiento subterráneo en un centro de visitantes de más de 3000 m² para recibir a los grupos de turistas que solían congregarse en el atrio, además de ofrecer acceso a la cripta arqueológica y una apertura hacia el Sena.
En otra parte, se instalará un sistema de enfriamiento del suelo que enviará una lámina de agua de 5 mm a través de la plaza frente a la catedral durante el verano. Esto reducirá la temperatura del área en varios grados, producirá un microclima alrededor de la catedral y creará un primer plano brillante y reflectante para las fotografías de los turistas. Smets espera que esto se convierta en una atracción de la misma magnitud que generan las luces parpadeantes de la Torre Eiffel.
