Para combatir la crisis climática Ecuador plantará nueve millones de árboles

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El pequeño país sudamericano, se suma a la campaña mundial contra la crisis climática con el proyecto “Oxígeno para el futuro”, que contempla la plantación de un millón de árboles en los próximos tres años y nueve millones hasta 2030.

Atravesado por la línea equinoccial, que divide al mundo en dos hemisferios, Ecuador está alejado de los países que más contaminan, pero sufre -como todos los demás y a su medida- las consecuencias de la crisis climática con el deshielo paulatino de glaciares, el aumento de precipitaciones y también de sequías prolongadas.

Millones de árboles para absorber el CO2
Según el científico británico Tomas Crowther, especialista en ecología de ecosistemas y principal asesor científico de la compañía Trillon Tree de la ONU, una solución para mitigar la crisis climática es plantar 1.200 millones de árboles y que estos absorban todo el CO2 de una década.

Y, aunque Ecuador es responsable de la generación de tan sólo el 0,15 % de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global, la Fundación Jocotoco y la empresa privada de consultoría y gestión ambiental Ecuambiente han decidido convertir al país en el primero en América Latina en cumplir con su cuota de reforestación.

“Oxígeno para el Futuro” pretende convertirse en ese sentido en un referente para la región al dar el ejemplo de emprender una recuperación “nunca antes vista en el continente”, y con el cual combatir también la pérdida de biodiversidad.


El proyecto, que se hará público este jueves, comenzará en marzo de 2020 en la reserva Yanacocha, a 45 minutos de la capital ecuatoriana, a fin de recuperar especies endémicas y contribuir al ecosistema del zamarrito pechinegro, el colibrí emblemático de Quito.

Fundamental para la producción y conservación de agua para Quito, la reserva, cuyo nombre significa en quichua “Laguna negra”, está en la parte alta de las laderas occidentales del volcán Pichincha y alberga también pumas, tigrillos y osos de anteojos, entre otros.

A 4.500 metros de altitud, abundan también las plantas y aves, y allí la niebla baila al son del viento cubriendo por completo y despejando la montaña en cuestión de minutos.

En ese extraordinario entorno se sembrarán los primeros 100.000 árboles, para seguir luego en la zona del Chocó andino, reserva de la biosfera de la Unesco, y de la costa.

A través de los años, el Chocó de la costa norte de Ecuador ha sido “devastado” y ha perdido más del 60 % de la cobertura vegetal pese a ser un sitio megadiverso, de mucha importancia por su alto nivel de endemismo, explicó a EFE Efraín Cepeda, director de las Reservas del Norte de la Fundación Jocotoco.

“Oxigeno para el futuro” es un ambicioso proyecto con el que se reimplantarán especies nativas como el polylepis pauta, cedro, laurel, canelo, guayacán y otras, dependiendo de la zona de reforestación.

El precio y el valor del árbol
Sembrar cada árbol y mantenerlo durante sus primeros cinco años de vida, costará 4,50 dólares, una cifra minúscula comparado con su valor ambiental.

Y es que la recuperación de las áreas reforestadas deriva en la mejora de servicios ambientales relacionados con la calidad del oxígeno y las cuencas hídricas, y ayuda a la reafirmación de la identidad y la economía de las comunidades que viven en esos entornos.

“Vivimos en un país cuya economía depende de actividades extractivas y en ese contexto es todavía mucho más necesario que todos aunemos esfuerzos para lograr dejar una herencia de un país vivo y sano”.

Un cometido en el que espera que todos arrimen el hombro pues decir que “una actividad, sea industrial o comercial, no tiene impacto o huella, es mentira. Toda actividad tiene impacto ambiental”.

Certificación ambiental
El proyecto se financiará con aportes locales e internacionales, y contempla medir las emisiones de carbono que produce un empresa para, en función de ello, determinar cuántas plantas se deben sembrar y el número de hectáreas.

Una vez cumplida la meta, y con el aval de una organización internacional, se emitirá un certificado que dará cuenta de la responsabilidad social asumida por la empresa, más allá de las reglamentaciones legales establecidas.

Una de las bases del proyecto, es lograr la conciencia ambiental y ética en las industrias y en los ciudadanos para cambiar hábitos, pues “haber llegado a lo que ha llegado el planeta por la crisis climática es causa de las acciones de cada uno de nosotros”.

“El hombre -añadió- ha sido el mejor descubridor y constructor de oportunidades; se ha preocupado de conocer sus recursos y desarrollarlos en temas de tecnología, innovación, medicina, pero también ha sido el mayor destructor”.

De forma que urge repensar el trato a la naturaleza y dar pasos contundentes, como la siembra de árboles a gran escala, para asegurar el oxígeno en el futuro.

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