Reciclan papel fabricar lápices con semillas y macetas biodegradables

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Matías (27) y Dagma Miranda (29) son dueños de Suyana, una empresa familiar que tiene su producción en General Alvear y el ensamblado en Godoy Cruz. Los emprendedores mendocinos utilizan papel reciclado para fabricar agendas, lápices que tienen una cápsula con semillas para plantar cuando la mina se termine y macetas biodegradables.

Suyana es una palabra en quechua y significa “esperanza” u “oportunidad” y “es esa esperanza que le damos al papel cuando lo separamos, que no va a ser basura sino una materia prima. Para nosotros, los emprendedores, es muy valioso y un recurso esencial para generar nuestros productos de triple impacto, que son socialmente viables, económicamente factibles y ambientalmente responsable”, sostuvo Matías a Diario UNO.

De dónde obtienen los papel para reciclar

El joven explicó que desde que empezaron el emprendimiento generaron un efecto positivo en la sociedad alvearense y muchas personas fueron a llevarles papel que separaron en sus casas. Añadió que cuando armaron el proyecto, tenían pensado comprar el material a los recuperadores urbanos, pero fue tan grande el impacto en la gente, que tienen papel en el depósito para abastecerse por varios años.

Matías contó que generalmente usan papel de diario o uno que tenga un gramaje muy bajo para poder reciclar. “Sabemos que cada vez hay menos diarios, pero se va trabajando con otro tipo de papeles, por ejemplo, hay un pequeño emprendimiento de San Rafael que le brinda a los huéspedes un servicio de cabañas sustentables, cuando llevan el desayuno lo entregan en unos papeles individuales, como son tan finitos, los podemos utilizarlos para hacer lápices”, añadió.

El comienzo y evolución de Suyana

Suyana empezó como emprendimiento en 2019, pero dos años antes comenzaron a crear la idea. Matías es Técnico Superior en Gestión Ambiental, debía hacer un proyecto en la materia de Residuos Sólidos Urbanos y comenzó a cranearlo con su hermana Dagma, que es Licenciada en Gestión de Negocios.

“Ella me iba ayudando en la parte económica para armar el proyecto y yo hacía lo ambiental. Tenía que rendir esta materia, con prueba y error, no salió bien el producto. Dagma tomó nuevamente el proyecto para su tesis de licenciatura, mejoramos el producto y salió lo que queríamos hacer, que eran los lápices de papel”, contó Matías.

El joven es docente de Ecología en el Colegio Universitario de Santa María en la Universidad de Champagnat en nivel inicial y nivel primario y por ello se fue a vivir a Godoy Cruz, mientras su hermana trabaja en un estudio contable en Alvear en la mañana y en la tarde se dedica al emprendimiento.

En el sur tienen la parte de producción porque ya tienen las habilitaciones y el ensamblado está en Godoy Cruz, donde pone la etiqueta al lápiz, se arma el packaging, los señaladores y realiza las macetas.

El cuidado del medio ambiente

“El primer beneficio es que estás aportando al cuidado del ambiente, tu producto está hecho a base de residuos y no se están talando más árboles para hacer un lápiz de madera sino que se están recuperando los residuos que generamos todos los días, entonces tiene un impacto positivo en lo ambiental y el segundo aporte es que está hecho por emprendedores mendocinos y genera empleo local”, dijo Matías.

El joven afirmó que hay que pensar y reflexionar sobre la importancia de la separación de residuos en origen. “Hay muchos emprendedores de Mendoza que recuperan este tipo de residuos para poder fabricar diferentes tipos de productos y es muy importante saber separar. Sabemos que se puede reciclar, si todos ponemos un granito de arena podemos lograrlo y hacer que a otros emprendedores les sirva como un recurso para hacer diferentes tipos de productos”, añadió.

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