Toyota Argentina se convirtió en la primera automotriz del país en reciclar el 100% del vidrio dañado durante su proceso de producción. Gracias a una alianza con Pilkington, líder en cristales automotrices, más de 16 toneladas anuales de descarte de la planta de Zárate se transforman en materia prima para nuevos productos de vidrio.
El proceso, que emplea un sistema de logística inversa, permite transportar el material descartado utilizando los mismos trayectos de abastecimiento. Este mecanismo no solo optimiza recursos, sino que evita la emisión de cerca de 9.600 kilos de CO₂ al año.
Los cristales reciclados son utilizados para fabricar vidrios laminados de seguridad, que mantienen la resistencia y calidad exigida por la industria automotriz. Esto evita que toneladas de residuos terminen enterradas y, al mismo tiempo, fortalece la economía circular.
Desde 1997, Toyota y Pilkington trabajan en conjunto, pero en 2023 dieron un paso más al implementar un sistema de segregación de residuos para maximizar el reciclaje y garantizar la seguridad en la manipulación del vidrio descartado.

El reciclaje de este material, un ciclo sin fin
El vidrio tiene la particularidad de poder ser reciclado numerosas veces sin perder calidad. En este proceso, los restos se trituran, se limpian de polímeros no reutilizables y luego se funden para crear nuevas láminas.
Este esfuerzo conjunto se alinea con la estrategia de movilidad sustentable de Toyota, que apuesta a reducir su impacto ambiental desde cada etapa de la producción. Además, representa un modelo replicable para otras industrias con alto consumo de materiales no renovables.
La experiencia también demuestra que es posible compatibilizar innovación, rentabilidad y cuidado ambiental. Toyota y Pilkington muestran que el reciclaje no es solo una meta ambiental, sino una herramienta concreta de eficiencia industrial.
Reciclado de vidrio: cómo y por qué hacerlo bien
El vidrio es uno de los materiales más sostenibles que existen, ya que puede reciclarse indefinidamente sin perder sus propiedades. Sin embargo, para que el reciclaje sea eficiente, es fundamental realizar una correcta separación en origen. Lo ideal es depositar únicamente vidrio en los contenedores destinados a este material, evitando mezclarlo con tapas, metales, cerámicas o plásticos que pueden dificultar el proceso.
La forma más efectiva de reciclar vidrio comienza por romperlo en pequeños fragmentos, conocidos como “cascotes”. Luego, estos son sometidos a un proceso de limpieza donde se eliminan residuos como etiquetas, restos orgánicos o, en el caso del vidrio laminado, el polímero entre las capas. Una vez limpio, el material se funde nuevamente para formar nuevos envases, botellas o láminas.
Este ciclo cerrado permite ahorrar hasta un 30% de energía respecto a la fabricación con materias primas vírgenes, reduce la extracción de recursos naturales como arena y caliza, y disminuye significativamente las emisiones de CO₂. Además, cada tonelada de vidrio reciclado evita que se envíen al vertedero hasta 1.000 kilos de desechos.
Promover el reciclado correcto del vidrio en hogares, industrias y comercios no solo representa una ventaja ambiental, sino también económica. Cuanto más limpio y separado llegue el vidrio a las plantas de reciclaje, más eficiente y rentable será su transformación en nuevos productos.