Un matrimonio alemán y un activista esloveno desafían con viviendas de paja, los cánones tradicionales de la construcción con proyectos innovadores que priorizan la reutilización y reducen la huella climática.
Karo y Holga Folk abandonaron su vida en Nuremberg en 2021 para edificar una casa de paja en Burgenland (Austria), mientras Andrej Fiedersen reforma una granja abandonada en Eslovenia con materiales reciclados.
Sus iniciativas, junto a esfuerzos académicos en Alemania, buscan transformar un sector responsable del 40% de las emisiones globales de CO₂.
De Alemania a Austria: un sueño circular en Burgenland
Karo, fotógrafa, y Holga, informático, iniciaron en diciembre de 2021 su viaje hacia la autosuficiencia. Con 70.000 euros ahorrados, comenzaron una casa de huéspedes circular de fardos de paja y techo de madera.
“Queremos mantener los materiales en el ciclo”, explica Holga. La estructura, revestida con arcilla, soporta un techo de siete tonelas sin soportes adicionales, una técnica que Gerber Grube, experto austríaco, supervisa. “Cada fardo de paja tiene su propia vida; hay que comprenderla”, detalla.
El proyecto de viviendas de paja incluye sistemas circulares de agua: humedales artificiales para aguas grises y inodoros de compostaje. Aunque el alcalde local aprobó el plan, advierte: “Es un sueño, casi podría llorar de la emoción”. Pese a retrasos por lluvias y problemas con fontaneros, la pareja avanza: “Priorizamos bienestar sobre plazos”, afirma Karo.
Eslovenia: la batalla por las viviendas abandonadas
A 200 km al sur, Andrej Fiedersen enfrenta otro desafío: renovar la Granja Jalec, comprada en 2021, usando materiales 100% reutilizados. Con un préstamo y apoyo de su padre, Radoban, creó un “pasaporte de materiales” para catalogar cada elemento. “Las vigas históricas están bien, pero el poliestireno de los 70 fue un golpe bajo”, admite.
Su enfoque choca con tradiciones: “En Eslovenia, la construcción es familiar, pero mi padre cuestiona mis métodos”. Pese a obstáculos, Andrej implementa aislamiento de hormigón de cáñamo (cal, cáñamo y agua), reduciendo emisiones y mejorando el clima interior. “El cáñamo es el futuro, aunque aquí aún esté en pañales”, destaca Luka, un exeducador reconvertido en especialista.
Moratoria de demoliciones: la nueva frontera en Alemania
Mientras, en Alemania, la profesora Annette Gilebrand impulsa una moratoria contra demoliciones prematuras. “Incluso un edificio mal reformado emite menos CO₂ que uno nuevo”, argumenta. Junto a la arquitecta Anya Rosen, desarrolló el Índice de Minería Urbana, herramienta que cuantifica la reciclabilidad de materiales.
En Múnich, la cooperativa GWG aplica estos principios en Ramersdorf, barrio de los años 50. Al demoler tres casas, catalogaron escombros para reutilizar puertas, ventanas y maderas. “Cada casa es una mina urbana“, explica un experto. Sin embargo, limitaciones persisten: “Techos de vigas viejas suelen ser inviables”, reconoce un técnico.
Innovación y obstáculos en la construcción ecológica
La construcción con paja, aunque marginal, gana adeptos: “700 casas en Austria, 10.000 en Francia. Sus ventajas son claras: la paja almacena CO₂ y requiere poca energía en producción. Pero falta apoyo institucional: “No hay lobby tras materiales naturales“, critica Grube.
En Coburg, el ayuntamiento nuevo usa hormigón reciclado (R), reduciendo emisiones un 7%. “El reciclaje de hormigón existe hace 20 años, pero solo ahora hay necesidad”, señala Rosen. Su “Atlas de Reciclaje” prueba que proyectos circulares son más económicos a largo plazo.
Hacia un futuro sin residuos: lecciones y desafíos
Los protagonistas coinciden: el cambio exige replantear sistemas. Andrej reflexiona: “Somos parte del ciclo natural; comprar materiales inútiles hipoteca el futuro“. Karo y Holga, mientras plantan su techo verde, resumen: “Cada pequeño cuidado cuenta”.
Pese a avances, el camino es arduo. 74 millones de toneladas de residuos anuales en Alemania y la presión urbanística demandan soluciones urgentes. Como sentencia Gilebrand: “Si queremos proteger el clima, debemos ver los edificios existentes como un tesoro, no como un obstáculo”.