Cocinar sin necesidad de leña o gas, ya es posible, gracias a la energía solar. Así es, cada vez son más las personas que eligen probar con la cocina solar en sus hogares, sobre todo en aquellas regiones con mayor exposición solar. Lo que la convierte en una alternativa amigable con el medio ambiente es su independencia del gas o la electricidad.
En estas cocinas u hornos solares es posible cocinar cualquier tipo de alimento, ya sean verduras, carnes y hasta postres, utilizando el calor natural que brinda el sol.
Por cierto, este método no es nada nuevo, dado que sus orígenes se remontan a 1767, cuando el naturalista y físico suizo Horace de Saussure, llevó adelante las primeras investigaciones y prototipos de estufas solares.
El científico descubrió que entre sus múltiples ventajas se encontraban la capacidad de maximizar el uso de la radiación solar, como también eliminar la emisión de gases contaminantes. Por otra parte, ayuda a reducir el riesgo de incendios, ayudando a que la experiencia de cocción sea más segura.
Las ventajas de utilizar una cocina solar
Las cocinas solares utilizan la radiación solar como fuente de energía para cocinar diferentes tipos de alimentos y pasteurizar el agua, contribuyendo a la reducción del riesgo de enfermedades fácilmente evitables, ahorrando tiempo, dinero y daños al medioambiente. Además, cuenta con las siguientes ventajas:
- No necesita de ningún tipo de combustible para su funcionamiento.
- Se construye con materiales comunes y económicos.
- Es una buena alternativa para personas con pocos recursos, ahorrando dinero.
- Fácil de usar, aunque necesita de un tiempo de adaptación.
- Múltiples usos como descongelar alimentos, derretir cera para velas, envasado de frutas, hervir agua, como también fabricar papel o jabón, entre otros.
¿Cómo funciona?
Estas cocinas funcionan a partir de la radiación solar, la cual es tomada y convertida en calor. De hecho, existen diferentes modelos que van desde los parabólicos hasta los de panel, los cuales pueden alcanzar hasta los 200 grados de temperatura.
Estos dispositivos fueron diseñados para retener el calor, permitiendo una cocción lenta y uniforme, como si se estuviera cocinando a una temperatura baja. Este tipo de cocción es ideal para aquellas recetas que requieran de cocciones largas y lentas, tales como los estofados, sopas y guisos, al igual que brownies y tartas.
El secreto para la cocción ideal es colocar la cocina en algún lugar donde reciba luz solar durante varias horas, evitando las sombras y asegurándose que se encuentre en dirección directa hacia el sol. También se deben utilizar ollas y recipientes oscuros que ayuden a maximizar la absorción de calor y tener paciencia, ya que este método requiere más tiempo de lo normal, aunque el resultado es igual de delicioso que el de una preparación tradicional.
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