Con la crisis energética, los españoles se lanzan a los paneles solares

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Tejados poblándose de paneles solares y una demanda nunca vista. La escalada de los precios de la energía ha disparado las instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo en España, impulsando un sector de enorme potencial.

“Aquí casi todo el año tenemos sol”, recuerda Paloma Utrera, enseñando los paneles negros colocados en el tejado de su vivienda en Pozuelo de Alarcón, una zona acomodada de los alrededores de Madrid. “Hay que aprovechar”, añade sonriendo.

Como muchos españoles en los últimos meses, esta empleada del sector aéreo se lanzó a final de septiembre al “autoconsumo”, que consiste en producir electricidad de forma autónoma, e instaló en su casa 13 paneles fotovoltaicos de una potencia total de 4,5 kilovatios.

“La inversión no es económica”, pero “con las ayudas europeas y estatales” y “el ahorro” después en el consumo, “realmente merece la pena”, explica esta mujer de 50 años, que dice haber reducido sus facturas a la mitad desde el otoño.

De acuerdo a la empresa que hizo la instalación, Engel Solar, las placas solares permiten producir “entre el 50 y el 80%” de las necesidades de un hogar.
“Con los precios actuales de la luz” es “interesante”, subraya el director comercial de esta empresa de 200 empleados, Joaquín Gasca.

Fundada en 2005 en Barcelona, la compañía ha multiplicado por cinco su facturación en dos años, y espera un nuevo repunte de su actividad en 2023.
“El teléfono no deja de sonar, es la locura”, confía Gasca, sobre este crecimiento “brutal”.

Particulares, empresas, establecimientos públicos… Impulsado por la crisis energética ligada a la guerra en Ucrania, pero también por las ayudas surgidas con el plan de reactivación europeo, el autoconsumo nunca había despertado un entusiasmo así en España.

“Hasta hace poco más de un año, si mirabas a los tejados de tu pueblo o ciudad, no veías apenas paneles fotovoltaicos para instalaciones de autoconsumo”, una “situación bien diferente con la actual”, expone Francisco Valverde, especialista en energías renovables en la consultora Menta Energía.

José Donoso, secretario general de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), comparte su opinión.

Los españoles “están viendo que sus vecinos están poniendo una instalación de autoconsumo, que están contentos y que están ahorrando, entonces se animan a poner paneles”, explica.

Según esta federación, que agrupa a 780 empresas del sector fotovoltaico, la potencia de autoconsumo instalada en 2022 debería superar los 2.000 megavatios, lo que supone el doble que en 2021 (1.203 MW) y el cuádruple de 2020 (596 MW).

La energía fotovoltaica se ha hecho “muy competitiva”, con un coste inferior “en un 90% con respecto a los precios que tenía hace 14 años”, indica Donoso.
“La gente ha empezado a pensar que su dinero estaba mejor en el tejado que en el banco”, resume.

Para el sector, este frenesí tiene sabor a revancha. País más soleado de Europa, España era hace 15 años uno de los líderes mundiales del fotovoltaico. Pero la crisis de 2008 frenó el impulso y Madrid acabó acumulando retraso respecto a otros países europeos.

Muchos señalan como culpables a la retirada de las subvenciones al sector, además de la instauración en 2015 por parte del anterior gobierno conservador de una tasa a los hogares que producían electricidad, calificada de “impuesto al sol” por sus detractores.

La norma –instaurada, según los defensores del medioambiente, ante la presión de grandes grupos energéticos, preocupados por la competencia que supone el autoconsumo– fue derogada tras la llegada de la izquierda al poder en 2018, que multiplicó los impulsos al sector.

El autoconsumo “democratiza la energía y resta poder a aquellas grandes corporaciones energéticas que quieren mantener” su influencia, justificó a finales de octubre el presidente de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, que prevé 39.000 megavatios de capacidad fotovoltaica de aquí a 2030, de los que entre 9.000 a 14.000 serán en autoconsumo.

Suficiente para impulsar esta fuente de energía, que cubrió el 9,9% de la electricidad española el año pasado, muy por detrás de la eólica (23,3%), la nuclear (20,8%) y las centrales de gas (17,1%), a pesar de tener un potencial considerado excepcional.

Ahora “el 4 o 5% los hogares” españoles “tienen una instalación fotovoltaica, con lo cual hay mucho recorrido todavía de crecimiento”, subraya Joaquín Gasca, que afirma que el sector tiene condiciones para convertirse en “la primera fuente de energía” en el país.

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