La energĂa solar es, probablemente, la que más potencial tiene de todo el catálogo de energĂas, tanto por su fácil obtenciĂłn como por su contribuciĂłn a la transiciĂłn energĂ©tica.
De hecho, la cantidad de luz solar que llega a la Tierra en una hora y media es suficiente para hacer frente a las necesidades energéticas del mundo entero en un año. Además, puede ser utilizada tanto para producir electricidad como calor.
Más que de luz, se trata en realidad de la radiación emitida por el Sol. En este sentido es importante señalar que no todas las áreas del planeta cuentan con el mismo potencial solar, ya que algunas localizaciones reciben más radiación que otras.
La teorĂa es que, a menor atmĂłsfera de por medio, mayor impacto. Es lo que ocurre por ejemplo en las regiones tropicales, donde los rayos caen de forma vertical y acumulan por tanto más energĂa. Lo mismo sucede con las grandes mesetas, como el Altiplano andino o la Meseta tibetana, que al estar más elevadas que el resto del planeta ahorran camino al Sol.
En cuanto a la forma de aprovechar la luz del sol, existen principalmente dos tipos de tecnologĂa: la fotovoltaica y la energĂa solar tĂ©rmica de concentraciĂłn. La primera es con la que estamos más familiarizados y la que se utiliza en las placas solares, mientras que la segunda emplea espejos para reflejar y concentrar la radiaciĂłn solar en receptores que almacenan la energĂa solar y la convierten en calor. Este puede luego ser usado para producir electricidad. Gracias a su posibilidad de almacenamiento, esta tecnologĂa es la más utilizada en las grandes centrales elĂ©ctricas.
Por todo ello, la gran ventaja de la energĂa solar es su disponibilidad. Los paneles solares pueden ser instalados en cualquier lugar, y tienen una vida Ăştil de hasta cuarenta años. De hecho, la fabricaciĂłn de estos es el Ăşnico proceso contaminante asociado a ella, por lo que se trata de una energĂa limpia y sostenible. Además, a diferencia de otras renovables, la energĂa solar puede calentar.
Sus principales desventajas son su relativamente baja eficiencia en comparaciĂłn con otras energĂas, el elevado coste de la instalaciĂłn inicial de placas solares, que además requieren de una vasta extensiĂłn, y que no es una energĂa constante, ya que por la noche no está disponible; su potencial es menor durante los meses invernales y tambiĂ©n es susceptible a las capas de contaminaciĂłn.
Con todo, la energĂa solar aĂşn tiene un papel muy discreto en la generaciĂłn mundial de electricidad, aunque su producciĂłn está aumentando a gran velocidad. Esa carrera la lidera China, el paĂs que cuenta con la mayor capacidad de generaciĂłn. Aunque el gigante asiático sigue siendo el principal emisor de CO2 del mundo, su apuesta por las renovables se debe más a la necesidad imperiosa de aumentar rápidamente su producciĂłn de energĂa a la vez que lo hace su economĂa que a una verdadera conciencia ecolĂłgica. Estados Unidos e India tambiĂ©n cuentan con una potente infraestructura.
Especialmente llamativo es el caso de España, el paĂs de Europa con mayor potencial de producciĂłn de energĂa fotovoltaica pero con una infraestructura muy por debajo de la británica o la alemana. De hecho, a nivel mundial, ocupa el octavo puesto en lo que a capacidad de generaciĂłn de energĂa solar se refiere.