La India está aprovechando una nueva fuente de energía que promete ayudar a limpiar las ciudades indias asfixiadas por el smog. Se está proporcionando una fuente de ingresos vital para los agricultores indios pobres: los camiones de estiércol bovino.
Las vacas son veneradas como criaturas sagradas por la mayoría hindú del país. También ocupan un lugar de honor en las comunidades rurales de la India, donde todavía se usan habitualmente como animales de tiro.
Los hogares rurales han quemado durante mucho tiempo excrementos de ganado secados al sol para calentar las cocinas, una práctica que continúa a pesar de los esfuerzos del gobierno por eliminarla con bombonas de gas subvencionadas.
Ahora, un proyecto piloto en las aldeas de las afueras de la ciudad de Indore, en el centro de la India, están siendo recompensadas por entregar sus excrementos bovinos para ayudar a satisfacer las necesidades de energía de la ciudad.
Dinero del estiércol
Los agricultores lo recogen una vez cada seis o doce meses y hay temporadas en las que no lo hacen, pero la planta podría darles unos ingresos constantes.
Los excrementos del ganado de Sisodia se llevan a la planta, donde se mezclan con los residuos domésticos para producir gas metano inflamable y un residuo orgánico que puede usarse como fertilizante.
Está previsto que la planta procese 500 toneladas de residuos al día, incluidas al menos 25 toneladas de heces bovinas, lo suficiente como para alimentar el sistema de transporte público de la ciudad, con lo que sobraría.
Una mitad servirá para alimentar los autobuses de Indore y la otra se venderá a clientes industriales.
El programa piloto de Gobardhan se ha enfrentado a una serie de obstáculos logísticos, ya que las malas carreteras rurales dificultan el acceso de los camiones que transportan el estiércol a las granjas.
El gobierno indio tiene grandes esperanzas en esta iniciativa, ha prometido la instalación de plantas de conversión de residuos en gas en otras 75 localidades desde que la instalación de Indore comenzó a funcionar.
Cultivar fuentes de energía alternativas es una prioridad urgente en India, que quema carbón para satisfacer casi tres cuartas partes de las necesidades energéticas de sus 1.400 millones de ciudadanos.
Por ello, sus ciudades figuran regularmente entre los centros urbanos más contaminados del mundo. La contaminación atmosférica es responsable de más de un millón de muertes anuales en la India.