El globo fotovoltaico Zéphyr es fruto de la colaboración de tres universitarios franceses (Karen Assaraf, que estudia Ingeniería de Telecomunicaciones, y Cédric Tomissi y Julie Dautel, alumnos de Diseño) y fue desarrollado específicamente para suministrar energía en los campos de refugiados. Cada globo podría atender las necesidades de unas 50 personas.
En los campos de refugiados la cuestión de la energía es fundamental ya que permite disponer de un confort mínimo. Actualmente, la mayoría de los campos obtiene la electricidad de grupos electrógenos portátiles, muchos de ellos contaminantes y hasta peligrosos.
Resueltos a ayudar a solventar esta situación, los tres jóvenes franceses decidieron desarrollar esta vela fotovoltaica, a mitad de camino entre un globo y una cometa y utilizable no solo en los campos de refugiados sino en cualquier lugar donde la electrificación sea un problema (desde lugares aislados de la red a zonas afectadas por un desastre, festivales, obras de construcción, etc.)
Doblado, el globo fotovoltaico ocupa menos de un metro cúbico y contiene un electrolizador, que también ayuda a inflarlo, con hidrógeno. En el aire, alcanza los 15 metros cuadrados y opera de manera totalmente autónoma, obteniendo la energía de la fina tela plástica fotovoltaica con la que va recubierto.
El aparato puede alcanzar una altura de hasta 50 metros, lo que le asegura recibir una gran exposición solar, y genera energía suficiente para atender las necesidades de unas 50 personas, o de 15 tiendas de campaña, según explican sus creadores.