La “lámpara de la esperanza” que es capaz de generar luz durante 45 días a partir de medio litro de agua salada

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Cuando el sol se pone en las costas del departamento de La Guajira, en Colombia, los indígenas de la comunidad wayúu se ven obligados a abandonar sus quehaceres o a encender velas para poder continuar con sus tareas diarias.

Como ellos, cerca de 800 millones de personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad y ven ampliamente limitadas sus posibilidades en pleno siglo XXI.

Para intentar poner fin a este problema, nace el proyecto Waterlight: una lámpara capaz de producir luz durante 45 días a partir de medio litro de agua salada por electrólisis.

Esta idea surgida para ayudar a la comunidad wayúu con una energía accesible y limpia se basa, además, en materiales completamente reciclables y respetuosos con el medio ambiente, y ha sido posible gracias a la colaboración de la compañía colombiana E-dina, la agencia de publicidad Wunderman Thompson y el diseñador bogotano afincado en Valencia Miguel Mojica.

“Con este proyecto, diseñado con un enfoque social y sostenible, estamos dando respuesta a una necesidad real, que afecta a millones de personas en el mundo. No estamos generando una necesidad nueva para crear un producto, algo que a veces ocurre en el sector. Se hicieron 30 lámparas que se llevarán a 30 familias, este es el fin principal de esta primera fase”, explica Mojica, que añade que en etapas sucesivas deberán analizar cómo masificar la producción tras estas unidades iniciales.

Con Waterlight, ahonda, el pueblo wayúu va a poder continuar con sus actividades cotidianas tras el ocaso sin necesidad de recurrir a velas o a otro tipo de materiales incendiarios, con el riesgo que conllevan. “En esta comunidad, las madres educan a sus hijos en casa y serán capaces hacerlo también cuando el sol se ponga. Los pescadores podrán faenar de noche y atraer a los peces con Waterlight, en vez de candelas, como hacen ahora. Incluso los artesanos dispondrán de más horas para acabar sus encargos”, señala el diseñador, en referencia a las principales actividades de esta comunidad.

¿Cómo está construida?

Con un diseño modular, la lámpara está elaborada con “materiales amigables con el medio ambiente” y característicos de la cultura wayúu. “Elegimos la madera, porque se adapta muy bien y es lo que se emplea para construir las casas allí. Además, Waterlight cuenta con un asa de tela tejida por miembros de la comunidad en representación de una de sus actividades principales, que es este tipo de artesanía textil”, relata.

El método utilizado por Waterlight para iluminar es la electrólisis, con la que puede generar 4,5 voltios a partir de medio litro de agua salada, equivalentes a 45 días de luz. “La lámpara cuenta con tres módulos. El agua entra por arriba y es sometida a este proceso al bajar. En la base está la parte eléctrica, con una batería que se recarga y alimenta una cinta de LED”, abunda Mojica.

“La lámpara cuenta también con un puerto USB que puede usarse para cargar distintos utensilios, como el móvil. Asimismo, con este diseño, ofrece gran cantidad de opciones de implementación. Si añadimos más módulos, por ejemplo, es posible generar más energía y crear un poste de luz”, sugiere.

Esta capacidad para combinar la sostenibilidad con la originalidad y la tecnología ha permitido que Waterlight triunfe en el festival de creatividad Cannes Lions 2021, en Francia, con un galardón Silver, en la categoría de diseño, y dos bronces, en innovación y responsabilidad social. No obstante, Mojica asegura que, más allá del reconocimiento que suponen estos premios, se queda con la posibilidad de contribuir a solucionar un problema existente y acuciante.

Posibles aplicaciones

A pesar del gran avance que supone Waterlight para todas las comunidades carentes de electricidad, el proyecto no acaba aquí. “Es un proceso de investigación continuo. En el laboratorio hacen pruebas constantemente para analizar qué otras opciones ofrece esta tecnología”, apunta Mojica, que detalla que la lámpara podría incluso contribuir en cuestiones de supervivencia.

“Ahora mismo están estudiando la posibilidad de no emplear agua marina, sino una mezcla hecha en casa o incluso orina. Además, con la electrólisis estamos llevando a cabo un proceso de desalinización, con lo que el agua se vuelve potable y también están valorando esta vía. Pero no son las únicas líneas de investigación, porque en la reacción se produce hidrógeno y están profundizando en qué puede salir de ahí”, agrega.

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