La pérdida de masa de los glaciares se aceleró en las últimas décadas y hay proyecciones que indican que para fin de siglo habrán perdido entre el 35 y el 40% de su volumen actual, llegando hasta un 80% en los casos donde hay menos hielo como en los Alpes europeos o los Pirineos, alertó una investigación.
Así lo constata el informe “On thin ice: cómo reducir la contaminación puede ralentizar el calentamiento y salvar vidas”, de la Iniciativa Internacional sobre el Clima de la Criósfera (ICCI por sus siglas en inglés) que detalla los impactos del cambio climático en las regiones de la criósfera en todo el mundo: el Ártico, la Antártida, el Himalaya, los Andes y África Oriental.
“Los glaciares tienen una importancia global, ya que son los principales contribuyentes al aumento del nivel del mar”, afirmó Regine Hock, investigadora de la Universidad de Alaska (Estados Unidos), a la agencia EFE.
Los glaciares están perdiendo masa en todo el mundo, y “continuarán haciéndolo incluso si detenemos ahora mismo las emisiones, porque la criósfera responde lentamente a los fenómenos que le afectan”, por lo que, incluso si se detuviese el cambio climático, “seguirán perdiendo masa durante décadas”, describió Hock.
Sin embargo, la cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos sí que puede marcar la diferencia, “ya que cuanto mayor sea el escenario de emisiones, mayor será la pérdida de masa”, completó.
Además, de acuerdo con el estudio, a medida que aumentan las temperaturas en la criósfera, se incrementan ciertos riesgos como el derretimiento de Groenlandia o el colapso de la capa de hielo de la Antártica occidental.
“Esta es la Cumbre de los océanos”, aseveró la investigadora del ICCI, Geïdi Sevestre, pero “no solo es la Cumbre Azul por los mares, también por la criósfera, y es la primera vez que ésta tiene un pabellón dedicado a su estado en los veinticinco años desde que se celebra la COP”, aseguró.
Indicó que lo que se intenta hacer en ICCI “es conectar a los científicos con los responsables políticos y a todos los interesados”, para abordar esta situación e intentar mitigar sus efectos.
“Todos estamos conectados de alguna manera a la criósfera”, continuó Sevestre, y agregó que “hay 2.000 millones de personas que dependen de los glaciares para obtener agua y, aunque la mayoría de gente nunca verá uno, nos afectan a todos”.