Como “la COP de las lágrimas”, así pasa a la historia esta cumbre que estuvo marcada por la decepción, pena e indignación, de quienes cifraron las esperanzas de acciones concretas para detener el calentamiento global.
Como un fracaso ha sido catalogado internacionalmente el fin de la cumbre medioambiental. Hay críticas desde todo el mundo que cayeron en Madrid sobre la delegación de Chile, por la falta de un acuerdo para que las grandes potencias del mundo comience a bajar sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Es un cierre lamentable que deja bastantes dudas frente a la lucha contra el cambio climático y muchas críticas sobre la presidencia de la COP25 que estaba a cargo de Chile.
“He visto más lágrimas en esta COP que en la anterior. Esta es la COP de las lágrimas”, dijo Bill Hare de Climate Action Tracker. Así pasa a la historia la vigésimo quinta edición de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático.
Marcada por la decepción, pena e indignación, de quienes cifraron las esperanzas de acciones concretas para detener el calentamiento global.
“Desgraciadamente los acuerdos tomados no son suficientes para responder a la crisis climática que estamos viviendo en el mundo“, dijo este fin de semana con resignación la ministra Schmidt en su calidad de presidenta de la COP25.
La ciencia advirtió durante todo el evento que este 2019 es uno de los años más calurosos de la historia de la humanidad,que las nocivas emisiones de CO2 volverán a marcar récord, que debemos quintuplicar esfuerzos para no sobrepasar los 1,5 gradosde temperatura en el planeta.
Pese a estas advertencias, las casi 200 naciones reunidas en esta COP25 no lograron la tarea principal.
“No hay ningún compromiso para que los países tengan que presentar objetivos más ambiciosos el próximo año y con lo que han presentado llegaríamos a un aumento de temperatura global de más de tres grados”, cuestionó Mar Asunción de la organización WWF.
“Tienen que tener mayor voluntad política para alcanzar acuerdos más ambiciosos que respondan a las realidades y las necesidades que tienen las personas hoy en el mundo”, declaró la minsitra de Medio Ambiente.
Se suponía que en 11 días se tomarían decisiones que influirían en la vida de millones de personas. Pero a falta de voluntad fue necesario día y medio más para finalmente presentar el documento “Chile-Madrid, tiempo para la acción”, fue presentado ante un poco efusivo auditorio.
Tres fueron los acuerdos que sí vieron la luz. Uno de ellos, el compromiso de 84 países de comenzar a bajar sus emisiones de CO2 desde el 2020. Sin embargo, las potencias responsables de más del 50% de las emisiones en el mundo, no se unieron a este objetivo.
Otro de los acuerdos se refiere a que la ciencia será el eje fundamental en la política medioambiental y el tercero de los compromisos logrados es el que se refiere al cuidado de océanos como una prioridad.
“Nos hubiera gustado escuchar compromisos mucho más contundentes, mucho más serios por parte de las grandes economías“, dijo la ministra para la Transición Ecológica Española, Teresa Ribera.
La regulación de los mercados de carbono fue la gran deuda que dejó esta COP25 y tendrá que ser el próximo año cuando las partes vuelvan sobre este tema, esperando que no sea demasiado tarde para el planeta.