Un estudio reciente sugiere que la contaminación del aire aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardiaco grave en quienes padecen una enfermedad del corazón.
Los investigadores examinaron datos de miles de personas tratadas por un ataque cardiaco en Salt Lake City, EU y sus alrededores entre 1993 y 2014. El objetivo era observar la manera en que la contaminación afecta al riesgo de ataque cardiaco y qué tipo de ataque cardiaco en particular.
El estudio encontró una fuerte asociación entre una mala calidad del aire (más de 25 miligramos de materia particulada fina por metro cúbico de aire) y el aumento del riesgo de sufrir un ataque cardiaco denominado infarto agudo al miocardio con elevación del segmento ST (IAMCEST), el más peligroso de todos. Sin embargo, el estudio no demostró que la mala calidad del aire provoque este tipo de infarto.
El ataque cardiaco IAMCEST ocurre cuando una arteria cardiaca se bloquea por completo, ocasionando que una gran cantidad del músculo cardiaco deje de recibir sangre. De no someterse a tratamiento rápidamente, el paciente puede sufrir daño cardiaco irreparable o morir, destacaron los investigadores.
“Nuestra investigación indica que durante los días con una mala calidad del aire, aquellos con unos niveles altos de MP2.5, los pacientes con enfermedades cardiacas tienen un riesgo más alto de sufrir un ataque cardiaco IMEST”, comentó el doctor Kent Meredith, autor del estudio y cardiólogo del Instituto Cardiaco del Centro Médico Intermontañas de Salt Lake City.
“Al hacer esta asociación, los médicos pueden aconsejar mejor a sus pacientes con problemas cardiacos que eviten la exposición al aire de mala calidad, y de este modo reducir sus probabilidades de sufrir un ataque cardiaco en días en los que están en un riesgo potencialmente más alto”, señaló.
Los investigadores pidieron a los pacientes con problemas cardiacos familiarizarse con el Índice de calidad del aire, que emplea códigos de colores. El amarillo significa que el aire es moderadamente saludable, el naranja que no es saludable para los grupos sensibles y el rojo que es no saludable en su totalidad.
“El estudio sugiere que durante muchos días con una calidad del aire amarilla, y en todos los días con una calidad del aire roja, las personas que sepan que tienen una enfermedad arterial coronaria podrían estar más seguras si limitan su exposición a la materia particulada en el aire si hacen ejercicio en interiores, limitan el tiempo que pasan en exteriores, evitan las actividades estresantes y toman sus medicamentos debidamente”, apuntó Meredith.
“Estas actividades pueden reducir la inflamación en las arterias, y por tanto hacer que los pacientes sean menos sensibles a la materia particulada fina presente en los días en que la calidad del aire sea mala”, finalizó.