El calentamiento de la atmósfera puede ser frenado pese al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero a niveles sin precedentes registrado en la década 2000-2010, afirma el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en un documento dado a conocer ayer en Berlín.
Según el informe, que reproduce DPA, esto será posible si se abandona de forma rápida y radical el fomento de las energías fósiles y se invierte en las fuentes renovables.
Uno de los principales mensajes del documento es que la transición no sería muy costosa: el IPCC calcula que demandaría una reducción de unos 0,06 puntos porcentuales de un crecimiento económico de entre 1,6 y 3,0 por ciento.
El argumento de que la lucha contra el cambio climático costará menos de lo que se temía fue celebrado por las organizaciones ambientalistas, que esperan poder convencer a los políticos de que la protección del clima no perjudicará la economía de sus países.
La actual meta política es limitar el aumento de la temperatura de la atmósfera a dos grados centígrados respecto a los niveles de la era preindustrial.
Los científicos del IPCC consideraron que es necesario lograr cambios a gran escala en el sector energético y reducir las emisiones en la producción y el uso de la energía.
La tierra es un factor clave en la consecución del objetivo de dos grados, precisa el documento y remarca que reducir el ritmo de la deforestación y plantar bosques son medidas que frenaron e incluso revirtieron el aumento de emisiones.
Según el informe, entre 2000 y 2010 se registró el mayor aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero de los últimos 30 años pese a las medidas tomadas por muchos países.
Los esfuerzos a nivel mundial no alcanzan y de continuar a este ritmo, la temperatura de la atmósfera subiría de 3,7 a 4,8 grados hasta 2100, advirtió el IPCC.
Para evitarlo, el mundo deberá reducir sus emisiones hasta mediados de siglo entre un 40 y un 70 por ciento y recortarlas por completo hasta 2100.