América del Sur: la Amazonia se queda sin agua y sin árboles

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La construcción de carreteras, la extracción de petróleo, la minería, la instalación de plantas hidroeléctricas, la deforestación y los incendios forestales son, actualmente, las principales amenazas que enfrenta la Amazonía.

Así lo indicó Pedro Tipula, representante de Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), en el Perú. Según el análisis de deforestación que realizó esa organización, entre el 2000 y el 2010 se perdieron cerca de 240 000 km² de selva amazónica, lo que equivale al doble de la Amazonía ecuatoriana o al territorio completo del Reino Unido, informa El Comercial.

Si a esto se suman los datos de los otros cinco riesgos identificados, la mitad del bosque amazónico actual podría desaparecer en poco tiempo. El ministro de Ambiente del Perú, Manuel Pulgar Vidal, agregó ayer durante su intervención en el III Encuentro Pan-Amazónico que su país perdió 6 475 km² de bosques entre los años 2005 y 2009.

Aunque las sequías ya se producían de manera natural en el pasado, no se presentaban con tanta frecuencia como en la actualidad, lo que daba tiempo a la regeneración. “Pero ahora la selva sufre una combinación de calentamiento global y crecimiento exponencial de la población humana que nunca se dio antes”, señaló Tipula, en el encuentro en Perú, que durará hasta la tarde de hoy (7 de agosto de 2014).

Gregory Asner, de la Carnegie Institution for Science (Palo Alto, California) ha contribuido con parte de la información. Él dirige un proyecto de vigilancia aérea basado en un observatorio creado por la NASA  e instalado en un avión que vuela a solo 2 000 m de altura sobre la selva. Revisa la forma de los árboles, la composición química, la humedad, etc. Esto permite identificar especies de árboles y saber su estado, por lo que se puede evaluar la salud del ecosistema.

Otra de las fuertes amenazas para el ecosistema tiene que ver con el agua y la construcción de hidroeléctricas. Según el Raisg, en la zona operan 417 proyectos de este tipo. A esto hay que sumarle el hecho de que un mínimo de 150 hidroeléctricas que los países amazónicos -entre ellos Ecuador- planean construir en los próximos 10 años. Las amenazas identificadas se las puede encontrar en ‘Atlas Amazonía Bajo Presión’. En el Ecuador, la ONG Ecociencia elaboró un mapa nacional.

Ahí se habla de que la frontera petrolera ha llegado a su tope, pues “no tiene adonde más expandirse y está llegando a un proceso de declinación que significa que el Estado va a tener que asumir los costos de una operación en declinación, esa es una ley en la economía extractivista”. Lo dijo Víctor López, de esa organización. A esto se suma la ampliación de la frontera minera en el sur de la Amazonía ecuatoriana, como un gran peligro. Un ejemplo concreto de esta situación es la cuenca hidrográfica del río Chicaña, que está casi llena de concesiones mineras y no hay áreas protegidas para asegurar la conservación de esos cuerpos de agua. De las 19 millones de hectáreas del Patrimonio de Áreas Naturales del Estado, más de 3 millones se encuentran en la Amazonía ecuatoriana.

 
 
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