Los ‘Articultores’ se reúnen en galerías clandestinas y fabrican ‘bombas de semillas’: pequeñas bolas de tierra, arcilla, y semillas de hortalizas, que luego arrojan en terrenos y espacios verdes abandonados de la Ciudad de Buenos Aires.
La idea nació en 2009 de la mano de Judith Villamayor, una artista argentina con un interés por la horticultura, que venía trabajando en esculturas sembradas y figuras hechas a base de semillas, cereales y diversos alimentos.
Fue una visita a la península ibérica y un encuentro con artistas españoles lo que la inspiró, hace cuatro años, a lanzar este movimiento, que combina tres intereses: el arte, las huertas y las personas.
Las bolas de arcilla y tierra protegen a las semillas de los pájaros y no requieren arar la tierra. Con esta idea en mente, Villamayor se dedicó a difundir y poner en práctica sus conocimientos sobre la permacultura, un sistema de agricultura que no requiere arar la tierra.
La clave de la labor de los Articultores son las ‘bombas de semillas’, un invento creado por el biólogo y agricultor japonés Masanobu Fukuoka, fallecido en 2008.
Estas bolas de arcilla y tierra (conocidas en japonés como nendo dango) contienen las semillas de hortalizas que, con solo ayuda de la lluvia, empiezan a brotar.
El movimiento elige ‘atacar’ espacios tanto públicos como privados con sus bolas de cultivos, aunque Villamayor aclara que no se busca la confrontación ni tampoco la denuncia de espacios en desuso.
‘No se hace nada ilegal’, afirma. De hecho, si bien se trata de una organización apolítica, distintos organismos estatales apoyan la actividad donando insumos o lugares de trabajo.
María Emilia, otra artista que se sumó al movimiento en 2011, dijo que la idea del grupo es ‘que la ciudad se convierta en una gran huerta’. Con este fin, a través del sitio articultores.net y una página en la red social Facebook, se convoca a voluntarios a formar parte de Guerrilla Huerta, el espacio donde se aprende a hacer y se confeccionan las bombas de semillas.