Cambio climático y pandemia: qué podemos aprender tras el confinamiento de los humanos

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Cielos celestes, aire puro y animales en las ciudades. Estos podrían ser algunos de los puntos favorables que marca la pandemia. Sin embargo, el confinamiento de los humanos durante estos meses poco habrá influido en la batalla por frenar el calentamiento global.

Meses de ausencia humana contra décadas de contaminación, en eso se podría resumir la realidad del cambio climático y las consecuencias de las cuarentenas que se replicaron a lo largo y ancho del planeta.

En palabras de Inés Camilloni, investigadora del CONICET y miembro del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA), “el cambio climático es una variación en los parámetros que describen al clima, tales como la temperatura, el viento y la humedad, que persiste en el tiempo y duran en el orden de varias décadas“.

Sin embargo, este “parate” obligado que impuso el COVID-19 puede también considerarse una oportunidad para tomar conciencia y fomentar actividades productivas “verdes”.

Diferencia entre calentamiento global y contaminación ambiental

Aunque van de la mano, la contaminación ambiental y el cambio climático son factores diferentes, ya que el primero pudimos apreciarlo durante el aislamiento humano, el otro es el resultado de años de contaminación.

Una cosa son las imágenes satelitales de todas las principales ciudades donde bajaron los niveles de algunos contaminantes, en especial el dióxido de nitrógeno, pero eso no tiene nada que ver con el cambio climático, porque ese gas no es de efecto invernadero”, explicó a A24.com Timoteo Marchini, investigador del CONICET que actualmente se encuentra en la Universitätsklinikum Freiburg (Alemania).

En ese sentido, el además docente en la Facultad de Farmacia y Bioquímica del UBA señaló que “estos pequeños cambios en la concentración ambiental de contaminantes poco tienen que ver con los efectos a largo plazo del cambio climático“.

“Es cierto que el aire está más limpio porque nuestra actividad económica y social es contaminante y bajó por la pandemia y la cuarentena, pero no es estructural, sino excepcional y en cuanto se levanten las restricciones, a menos que tomemos conciencia, es esperable que volvamos a lo anterior“, destacó Claudio Lutzky, docente, investigador y director del Programa de Actualización en Derecho y Políticas del Cambio Climático de la UBA.

Los mismos responsables

De todos modos y pese a las diferencias, la contaminación ambiental y el cambio climático cuentan con los mismos responsablesla producción (tanto industrial como ganadera, por poner algunos ejemplos) y el uso de combustibles fósiles, como los que utilizan en el transporte.

¿La pandemia es una catástrofe, pero no el cambio climático?“, se preguntó Marcelo López Alfonsín, Juez en Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que también dirige el posgrado que impulsa la UBA, en diálogo con A24.com.

En palabras del magistrado, la relación entre la cuarentena y la contaminación puede generar que la sociedad se cuestione su actitud frente al ambiente. “Este freno por la pandemia sobre el cambio climático que ya rige no será nada, porque necesitamos algo así durante años aunque no tan drástico y con un punto de equilibrio. Tenemos que ser conscientes de que se puede hacer algo y que será beneficioso para todos”, destacó Marchini.

Enfermedades

El reciente brote de dengue, que aún aqueja al país, es una de las consecuencias más claras de la influencia del cambio climático en la salud, pero eso no es todo, ya que la contaminación ambiental también es responsable de dolencias.

En el mundo mueren 7 millones de personas al año por contaminación ambiental, según datos de la OMS, y de esos medio millón son niños“, resaltó Marchini.

Lejos del SARS-CoV-2 y sus notorias consecuencias, los ACV (accidente cerebrovascular) y los infartos, por nombrar algunas de las dolencias, cuentan con un importante componente ambiental.

“Hay algunas estimaciones preliminares que señalan que, con la mejora en la calidad del aire, de las 2 millones de muertes que se registran en el Este de Asia al año, durante marzo se habrían prevenido unas 10 mil. Nadie quiere cerrar un país y atentar contra la economía de una forma tan extrema, pero hay algo secundario que es el beneficio en la salud, por eso necesitamos un equilibrio y ser conscientes”, explicó el científico.

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De urgencias, realidades y proyecciones

La economía parece ser la primera barrera para las naciones, o incluso la excusa para buscar un desarrollo sustentable. Es casi una constante escuchar discursos de presidentes argumentando la necesidad de impulsar el crecimiento de sus países a base de combustibles fósiles, industrias contaminantes y abuso energético.

Sin embargo, ante un parate mundial a causa del coronavirus el futuro puede ser dimensionado en pos de un freno a las emisiones de gases de invernadero, mejoras en las producciones y una toma de consciencia sobre un horizonte catastrófico impulsado por la contaminación.

Toda afectación ambiental que genera la civilización daña a la biodiversidad, que produce cambios en la relación entre los animales y también en el humano“, explicó López Alfonsín.

Y Marchini completó: “Las modificaciones del clima generan, por ejemplo, inundaciones, sequías, tormentas y otros efectos que provocan problemas asociados a la salud de las personas y que eso también genera pérdida de dinero“.

En palabras del investigador del CONICET y como un ejemplo de las consecuencias del cambio climático y la contaminación ambiental, en las enfermedades asociadas con la contaminación metálica existen “5 factores de riesgo”: ser muy joven (niños), ser demasiado grande (adultos mayores), padecer enfermedades cardíacas preexistentes (infartos), sufrir patologías metabólicas (diabetes) y tener un nivel socioeconómico bajo.

La gente vulnerable es la más afectada, es la que más se enferma y muere por respirar aire contaminado y las consecuencias del cambio climático. Existen estimaciones que advierten que el 10% de la población más rica del mundo genera el 50% de la contaminación, mientras que el 50% más vulnerable produce solo el 10% de los gases contaminantes. Esto se denomina inequidad en las emisiones de carbono“, señaló Marchini.

“En algunos países de Europa, en los programas de restablecimiento económico por la crisis de la pandemia, se lanzan paquetes de miles de millones de euros para impulsar una recuperación económica verde. Tenemos una gran oportunidad para que nos recuperemos de una manera ambiental más responsable“, firmó Lutzky.

La pandemia como una oportunidad

Más allá de las estimaciones, el freno en la producción evidenció las consecuencias que genera la humanidad en el planeta. Sin importar que sean científicos, académicos o simples seres humanos gran parte de la población argentina y mundial señaló que estos frenos productivos bien podrías usarse como punto de inflexión para remediar décadas de contaminación. Sin extremismos y con equilibrio.

“En este mismo momento se está generando evidencia científica definitiva que asocia las actividades humanas con la producción de contaminantes y es una oportunidad para usar esos datos e impulsar un cambio a través de políticas publicas que estén orientadas a generar y atacar este tipo de problemas. Que haya regulaciones para promover cambios de comportamiento y que haya una sociedad que los siga”, explicó el investigador del CONICET.

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Tenemos que salir bien de esta crisis y transformarla en una oportunidad, el día después será muy duro en términos económicospero hay que hacerlo sin las mismas equivocaciones que tuvimos antes, que el desarrollo económico no vaya en contra de la naturaleza y que se respeten los estándares ambientales”, señaló López Alfonsín.

Mientas que Lutzky completó: “Podemos hacer muchas cosas y seguir con aquellas que ya se están haciendo, como energías renovables, mejora en los procesos de residuos, un uso más eficiente de la energía, procesos industriales menos contaminantes”.

Leyes y ambiente

El cambio de un país hacia una producción sustentable se basa en sus leyes y los acuerdos que se realicen entre los mandatarios de los países. Es por eso que, luego de un frustrado consenso durante la Cumbre Cambio Climático COP25, en Madrid, este 2020 se esperaba con gran expectativa ante un posible documento de límite de emisiones.

De todos modos, la pandemia que detuvo al planeta también lo hizo con los posibles acuerdos que se podrían alcanzar en el encuentro de Glasgow, Escocia. Sin embargo, con las leyes actuales, también se puede alcanzar una notoria mejora.

“Se puede hacer mucho jurídicamente, con las normas que están. No hacen falta muchas leyes, sino que sean buenas y armónicas para que generen certidumbre y que pongan premios y castigos claros. De todos modos también se necesitan consenso sociales porque cambiar hacia una matriz energética renovable tiene costos. No es fácil porque la contaminación está en nuestro forma de vida, de producción y consumo y es necesario el apoyo social para ese cambio”, destacó Lutzky.

Al tiempo que López Alfonsín agregó: “Es necesario formar abogados que estén especializados en la negociación internacional de cambio climático, porque existe una mirada vinculada con los Derechos Humanos y el derecho que tienen las personas a un mejor ambiente, que no solo se relaciona con la explotación de la naturaleza, sino también con su proyecto de vida y resignificación paradigmas. Tras este año, será un buen momento como para revisar agendas, asumir compromisos y no negar el cambio climático en aras de una más pronta recuperación de la crisis económica”.

La Argentina frente a la contaminación

Con la economía en descenso y la pobreza en aumento, para cientos de políticos y argentinos de a pie el ambiente parece no ser trascendental, sin embargo la Argentina, lejos de las potencias contaminantes de China y Estados Unidos, tiene un papel fundamental en la realidad ambiental.

“La Argentina está en el puesto 20 del ranking mundial y genera el 1% de los gases de efecto invernadero, per cápita cada argentinos produce entre 8 y 10 toneladas de emisiones al año. Hubo avances en los últimos años, pero comparados con Chile o Brasil venimos rezagadosEs una mala noticia, pero también una buena: tenemos muchas oportunidades para hacer las cosas bien si somos inteligentes, consistentes y responsables“, dijo Lutzky.

Mientras que según López Alfonsín la crisis puede ayudar a focalizar los recursos hacia una industria sustentable para generar el fortalecimiento de una producción “más amigable con el ambiente”.

“En nuestro país no hay demasiados datos de cómo se contraponen las inversiones ambientales sobre la sanidad, pero como ejemplo en el mundo se estima que 1 de cada 4 infartos se relaciona con respirar aire de mala calidad“, concluyó Marchini.

Con los hechos sobre la mesa y la naturaleza mostrando toda su belleza, esta realidad que aún mantiene a miles de personas en sus hogares podría ser el punto de partida hacia un planeta más sano, porque “de cada crisis surge una oportunidad” y es el momento de que la humanidad se decida.

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