Demuestran que gases naturales emitidos por los océanos ayudan a enfriar el planeta

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Un estudio científico internacional publicado en la prestigiosa revista Nature demuestra que la emisión de gases naturales que hacen los océanos de ciertos compuestos químicos, como el cloro, el bromo y el yodo, ayuda a mitigar los efectos del calentamiento global.

En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, el investigador y uno de los autores del artículo, Rafael Fernández afirma: “Los informes de organismos que dan proyecciones sobre el cambio climático, el calentamiento global y la emisión de gases de efecto invernadero no tienen en cuenta la acción de estos gases naturales. Si bien no van a revertir por sí solos el problema ambiental que vive el planeta, sí hay que considerarlos a la hora de hacer estimaciones”.

El cloro, el bromo y el yodo constituyen el grupo 17 de la tabla periódica, y junto con otros compuestos químicos, forman parte de los “halógenos naturales de vida corta” que son emitidos por los océanos. Una vez que salen a la superficie, tardan entre una hora y seis meses en descomponerse, “lo que los diferencia de los gases de efecto invernadero, como el metano o el dióxido de carbono, que se demoran decenas de años en empezar a reaccionar y mientras tanto se encuentran en la atmósfera”, explica el investigador de Conicet y de la Universidad Nacional de Cuyo.

Cuando los océanos emiten estos gases naturales, se produce un enfriamiento que contribuye a mitigar el calentamiento global, aunque no es suficiente. Así lo detalla Fernández: “Al descomponerse, los gases naturales y artificiales emiten compuestos reactivos llamados intermediarios que enfrían o calientan el planeta. En este caso vemos que los halógenos naturales de vida corta generan un efecto de enfriamiento pero no compensa ni revierte el calentamiento global”.

Una cuestión radiativa

“Por ejemplo, hoy en día, el dióxido de carbono (principal responsable del calentamiento del planeta) genera un efecto invernadero de 2 Watts por metro cuadrado mayor al que ejercía antes de que comenzaran a usarse los combustibles fósiles, mientras que la contribución máxima que tienen los halógenos naturales es de -0,13 Watts por metro cuadrado”, continúa el científico. En la contribución de compuestos reactivos, los gases naturales se oponen al de los principales gases de efecto invernadero. Sin embargo, en la magnitud no es lo suficientemente grande como para compensar el calentamiento global.

Además, Fernández agrega a la Agencia que según el gas de efecto invernadero con el que reacciona, los halógenos pueden producir de manera indirecta un calentamiento. “Lo que nosotros encontramos es que los halógenos en su totalidad (cloro, bromo y yodo) disminuyen la capacidad oxidativa de la atmósfera. Es decir, reducen los intermediarios con los cuales reaccionan todas las sustancias de la atmósfera“, manifiesta.

Ese efecto indirecto hace que, por ejemplo, si se estudia cuál es el impacto que tienen los halógenos sobre el metano (segundo gas más importante de efecto invernadero), se ve que aumenta el calentamiento ya que producen una degradación de este gas que es más lenta y persiste más tiempo en la atmósfera. Ahora bien, en paralelo, los halógenos también reducen de manera muy pronunciada el ozono (tercer gas de efecto invernadero más importante), lo que compensa el calentamiento que se produjo a partir de la descomposición más lenta del metano. En el balance final se ve que el enfriamiento es mayor.

El efecto es más eficiente en los polos

Asimismo, el impacto que tienen los gases naturales varía según la región del planeta. En las zonas polares del Ártico y la Antártida los contaminantes antropogénicos son menores al estar alejados de las ciudades donde se producen. De esa manera, el impacto de la química natural es mayor.

Fernández aclara: “Si bien el planeta completo se está calentando, los halógenos naturales producen un enfriamiento hasta cuatro veces mayor entre los 70° y 90° de latitud (los polos) que lo que ocurre en las regiones tropicales del planeta. Esto es contrario a lo que se piensa acerca de que las zonas polares se calientan de forma más rápida. Lo hacen pero la química natural ayuda a desacelerar el proceso”.

Al ser natural y no producido por los humanos, el papel de los halógenos cobra aún más relevancia. “Incorporarlo a los modelos climáticos va a permitir hacer proyecciones de una calidad superior y entender mejor el fenómeno del calentamiento global”, señala el investigador.

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