Elย Amazonasย tiene grandesย riquezas, y todos creen que estรกn ahรญ, al alcance de su mano, para ser suyas pese a que en el mismo territorio haya quien siempre lo ha tenido a mano sin hacerle demasiado caso. Hasta que esto tambiรฉn fue un problema.
Laย economรญa globalย va por un lado, la vida local por otro, laย indรญgenaย un paso mรกs allรก. Hoy su riqueza cultural, su vida, sus tradiciones y susย recursosย estรกn amenazados. Yย la llegada de Jair Bolsonaroย a la presidencia de Brasil no ha contribuido a calmar los รกnimos. Los repiten todos los expertos. Y la retahรญla, por ejemplo, se aprecia enย el รบltimo nรบmero deย Vanguardia Dossierย , con foco en la Amazonia y vista como โla batalla por la รบltima fronteraโ.
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Los pueblos indรญgenas se concentran en el 27,5% de la Amazonia. Las รกreas naturales protegidas son el 21,8%. Ambos se superponen en un 4,3% de las veces. Entre ambos ocupan el 45% del territorio. Luego es cuando llega el choque con el resto de intereses, en su mayor parte econรณmicos y que marcan su dรญa a dรญa. Explotaciones, legales o ilegales, que estuvieron en el pasado, siguen en el presente y cuyas consecuencias apuntan al futuro.
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Las quemas de 2019, por ejemplo, despertaron la indignaciรณn del mundo. Su humo se reflejรณ a lo largo de kilรณmetros de distanciaโฆ y tuvo kilรณmetros de reacciones. La Amazonia es un hรกbitat de tamaรฑo continental, y asรญ tambiรฉn lo fue la escala de la catรกstrofe y su repercusiรณn, conย polรฉmica entre Bolsonaro y Emmanuel Macron incluida. Aunque en el fondo, como relataraย Joรฃo Meirelles, director general del Instituto Peabiru, enย Vanguardia Dossier, โla principal causa de la deforestaciรณn es el aumento del consumo de carne de vacunoโ. Y aunque Alceu Luรญs Castillo, periodista, por su parte, resuma tambiรฉn en ese nรบmero el conflicto asรญ: โLa lista de deforestaciones se sobrepone a la de propietarios de tierras en territorios indรญgenas, como se sobrepone a la de trabajo esclavo. Cada lista brasileรฑa de la barbarie en el medio rural se sobrepone a la otra.
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Porque los recursos de todo tipo abundan en la Amazonia, y los pueblos indรญgenas observan cรณmo los lรญmites entre estos y ellos se acercan y amenazan entre sรญ. A veces a nivel de subsuelo. Otras a nivel del suelo. Otras โcomo se vio en el 2019โ amenazando con una lluvia de ceniza.
Y es que hay pillajes que no viajan sin saber de fronteras por el aire, como pasa en el caso del humo de los incendios. En cambio, rodean y rodean a los pueblos locales y a sus recursos. Pasa, por ejemplo, con la minerรญa. Pasa, por poner otro ejemplo, con las explotaciones de caucho y crudo.
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Un dato lo explica: el extractivismo y el comercio internacional de las materias primas ha sido y es la historia econรณmica de Latinoamรฉrica. Y aquรญ dos solos casos resumen, aรบn hoy, su vigencia: en Perรบ la minerรญa ha representado un promedio de mรกs del 9% del PIB en los รบltimos diez aรฑos; al igual que casi el 80% de toda la producciรณn de soja brasileรฑa fue a parar, segรบn datos del 2018, a las manos de China, representando casi el 28% del total de sus exportaciones al gigante asiรกtico.
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El ejemplo microscรณpico lo pone, en cambio, de manera muy grรกfica y de forma casi paradigmรกtica, el pueblo Mundurucu, de los mรกs relevantes entre los indรญgenas de la Amazonia brasileรฑa, que perdura rodeado de cada vez mรกs intereses sobre su suelo y subsuelo.
Sea visto desde el microscopio como desde los satรฉlites, la amenaza estaba, estรก y se espera que siga toda vez, como dice Valente, desde hace dรฉcadas se ha propagado la idea de un โvacรญo demogrรกficoโ amazรณnico que lo justifica. Y รฉsta, aunque por momentos atenuada, hoy vuelve.