Si miramos las copas de los árboles, corremos el riesgo de perdernos entre su belleza y olvidarnos de que en realidad funcionan como seres integradores en conexión total con la tierra y sus semejantes. Detrás de los árboles existen muchos secretos que a simple vista no relucen, sin embargo, basta estudiar un poco sobre estos seres para darse cuenta de las grandes tareas que realizan. Fenómenos como la Wood Wide Web, nos hablan de la sabiduría arbórea y ahora se ha descubierto un árbol de “sangre” azul que ayuda a purificar la tierra.
Lo que conocemos sustrato, que es más bien la tierra que compone el hábitat de los árboles y plantas, posee diferentes composiciones. La tierra no sólo son granos arenosos, sino que es un mundo entero de metales y elementos necesarios para que surja la vida. Pero en sus componentes también hay metales pesados como en níquel y el zinc en grandes concentraciones que casi ningún árbol desea tener cerca.
Resiliencia arbórea
Aunque, si existe una lección que nos ha dado la naturaleza, esa es la resiliencia. Así, un grupo especializado de árboles llamados hiperacumuladores, ha evolucionado para incorporar metales tóxicos en sus tallos, hojas e incluso en sus semillas. Uno de estos árboles es la especie conocida como Pycnandra acuminata, que crece en la isla Nueva Caledonia en el Pacífico Sur.
El Pycnandra acuminata es un árbol de la selva tropical, con un tamaño grande que alcanza hasta los 20 metros de altura. Crece muy lentamente y se necesitan décadas para que produzca flores y semillas. Pero como bien versa el dicho “lo que no te mata te hace más fuerte”, así que han aprendido a incorporar metales tóxicos a sus tallos para defenderse de los insectos. Este inusual comportamiento también se ve reflejado en su apariencia que, no podría tornarse más increíble. Su savia es de un peculiar color azul verdoso gracias a que contiene hasta un 25% de níquel.
Contrario a otro tipo de vegetación que no florece en suelos duros, los hiperacumuladores se encargan de purificar la tierra. Se han considerado como una alternativa para limpiar el exceso de metales pesados en los suelos en antiguos sitios mineros explotados por las actividades humanas. Aunque todavía hacen falta más investigaciones del árbol de sangre azul para purificar la tierra contaminada por el hombre.