El pacto creado en 1997 para controlar la emisión de gases de invernadero que causan el calentamiento planetario expiraba el 31 de diciembre de este año.
Los negociadores reunidos pasaron toda la noche afinando los detalles de un pacto que permitirá al pacto de Kioto vivir antes de que sean posibles más concesiones mutuas.
Sin embargo, la segunda fase solo cubre un 15% de las emisiones globales después de que Canadá, Japón, Nueva Zelanda y Rusia se retiraron.
Estados Unidos nunca se ha adherido al pacto en parte porque tampoco está China y otras naciones en desarrollo y rápido crecimiento.
Los países intentarán adoptar en 2015 un pacto más amplio que se aplicaría a todas las naciones y entraría en vigor cuando expire la extensión del Protocolo de Kioto.
Un resumen de lo acordado en Doha.
Kioto II. Se prorroga el Protocolo de Kioto hasta el año 2020, que obliga a reducir las emisiones en 2012 un 5,2% respecto a 1990 a 35 países desarrollados. En este segundo periodo se retiran Japón, Canadá y Nueva Zelanda. Así solo quedan con obligaciones la UE, Australia, Noruega, Islandia, Croacia, Kazajistán, Noruega, Liechtenstein y Mónaco. Solo suman el 15% de las emisiones mundiales. La UE se compromete a reducir en 2020 un 20% sus emisiones respecto a 1990.
Actualmente emite un 18,5% menos por lo que está muy cerca y además tiene el objetivo en su legislación. La prórroga permite mantener los mercados de carbono, como el mecanismo de desarrollo limpio. Aunque formalmente no se cancela el llamado “aire caliente”, el exceso de emisiones que los países del Este de Europa lograron por el hundimiento de la industria soviética, en la práctica se reduce drásticamente su uso con un procedimiento gradual de cancelación.
Acuerdo global. El texto señala que todos los países buscarán tener en mayo de 2015 un borrador de un nuevo acuerdo climático que en 2020 sustituya a Kioto. Ese pacto debe ser aprobado en diciembre de 2015 en París, pero aún no está claro si será “un protocolo, otro instrumento legal o un acuerdo con fuerza legal dentro de la Convención” de Naciones Unidas de Cambio Climático.
El texto señala que debe ser “aplicable a todos los miembros”, lo que incluye a EE UU, China, India…, que hasta ahora están exentos de obligaciones internacionales por distintos motivos. No incluye ni un objetivo global de reducción de emisiones en 2050 ni el año en el que las emisiones globales deben tocar techo, aunque sí señala el objetivo de limitar el calentamiento a dos grados.
Financiación. Debido a la difícil situación económica en EE UU y Europa, el acuerdo queda casi vacío de contenido en la financiación de los países ricos entre 2013 y 2015, periodo para el que los países en desarrollo pedían 60.000 millones de euros, el doble de lo del periodo anterior. El acuerdo extiende los trabajos un año más.
Daños y pérdidas. Los países más vulnerables al cambio climático, especialmente los pequeños Estados insulares, han insistido en crear un mecanismo al que acudir en caso de eventos extremos relacionados con el cambio climático. Hasta ahora se buscaba fondos para prepararse a los cambios del calentamiento (adaptación) pero esto es un cambio. Argumentan que EE UU ha destinado 60.000 millones de dólares (46.000 millones) a paliar los daños del huracán Sandy y que ellos no pueden hacerlo.
El texto reconoce que “hay que reforzar la cooperación internacional” en este tema y crea un programa de trabajo para tener el año que viene acuerdos institucionales en la materia. Los países industrializados, especialmente EE UU, se niegan a crear un nuevo organismo en la ONU, entre otras cosas porque ya hay un Fondo Verde del Clima sin dinero pero con oficina y argumentan que hay instrumentos de sobra para mover ayuda internacional en caso de catástrofe. El acuerdo lo deja todo abierto para el año que viene pero pone el tema sobre la mesa.