“Incluso en el desierto puedo cultivar mangos”, afirma Kaleem Ullah Khan, octogenario indio que se levanta al amanecer, hace sus oraciones y recorre tranquilamente cerca de un kilómetro hasta su inmenso árbol de mango, viejo de 120 años.
A lo largo del tiempo, este padre de ocho hijos logró producir más de 300 variedades de mango con este único árbol, al que observa detenidamente a través de sus anteojos, acariciando sus hojas y oliendo los frutos para ver si están maduros.
“Es mi recompensa después de décadas de duro trabajo bajo un sol abrasador”, sonríe el hombre, de 82 años, en su huerto en la pequeña ciudad de Malihabad, en Uttar Pradesh, un estado del norte de India.
“A simple vista, es sólo un árbol. Pero si lo observas en detalle es todo un huerto, y el mayor conjunto de mangos del mundo”, comenta.
Después de abandonar la escuela, Kaleem era solo un adolescente cuando intentó un primer experimento para crear nuevas variedades de mango mediante el montaje de diferentes partes de plantas.
Apuesta exitosa porque la experiencia dio literalmente sus frutos y el árbol produjo siete nuevas variedades. Poco después, una tormenta puso fin a estas creaciones.
Desde 1987, concentra su trabajo en este majestuoso mango, fuente de más de 300 frutos dulces diferentes. Cada uno tiene un sabor especial, una textura específica, un color particular y un tamaño único, explica.
Kaleem llamó a una de sus primeras variedades “Aishwarya”, en referencia a Aishwarya Rai Bachchan, ganadora del concurso de belleza Miss Mundo 1994 y una de las mayores estrellas de Bollywood. Hasta la fecha, sigue siendo una de sus “mejores creaciones”.
Otras fueron nombradas en honor del primer ministro Narendra Modi o del héroe del críquet Sachin Tendulkar.
La variedad “Anarkali”, o flor de granada, presenta dos capas diferentes de piel y pulpa, cada una con un aroma distintivo.
De nueve metros de altura, su precioso árbol -con un tronco robusto y ramas anchas y gruesas- produce una agradable sombra contra el sol del verano indio.
Las hojas presentan diferentes texturas y olores: en algunos lugares son amarillas y brillantes, y en otros verde oscuro y opacas.
“Al igual que no hay dos huellas digitales idénticas, no hay dos variedades de mangos similares. La naturaleza dotó a esta fruta características que se asemejan a las de los humanos”, indica.
Su método, que se parece a un injerto, es complejo. Consiste en cortar con cuidado una rama de una variedad, dejando una zona abierta en la que empalma una rama de otra variedad. Luego sella ambas con cinta adhesiva.
“Quitaré la cinta una vez que el sello sea sólido. Espero que esta nueva rama esté lista para la próxima temporada y que produzca una nueva variedad después de dos años”, explica el anciano.
Las habilidades de Kaleem Ullah Khan le valieron numerosos premios, incluyendo uno de los más altos honores civiles de India en 2008, así como invitaciones a Irán y los Emiratos Árabes Unidos.