Más de 19 mil jacarandás florecidos tiñen de violeta las calles de la ciudad de Buenos Aires

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Tal como ocurre en esta época del año, en la ciudad de Buenos Aires comenzó el proceso de floración de los jacarandás y las avenidas, calles y parques porteños se tiñeron de un lila intenso. Durante unas cuatro semanas, al menos, sus flores de 4 a 5 cm de largo permanecerán en las copas, luego caerán y tapizarán las veredas y los cordones de las calles porteñas con su típico color violeta. Las zonas con más población de esta especie son las avenidas Figueroa Alcorta, Sarmiento, 9 de Julio y San Juan. También se los puede ver en lugares como la Embajada de los Estados Unidos, el Parque de los Patricios, el Parque Los Andes y el Jardín Botánico, entre otros.

Luego de este proceso, y avanzando hacia la temporada estival, en sus ramas irregulares y algo tortuosas volverán a brotar hojas que le darán más volumen a sus copas.

Según los datos actualizados por la Dirección General de Espacios Verdes y Arbolado en las veredas porteñas habitan 13.872 jacarandás; en tanto, otros 5.050 habitan en espacios verdes. El jacarandá es la cuarta especie con más árboles en el espacio público porteño, detrás del fresno americano, el plátano y el tilo.

La intensidad de su color se la debe a un detalle muy particular de la especie, florece después de haber desprendido la mayoría de sus hojas, entonces las flores brotan de sus ramas sin que nada las opaque, aparecen como un espectáculo único que deslumbra cada año a los porteños. Pero su popularidad no es sólo local, su belleza es también parte del atractivo y argumentos que presentan las agencias de viajes para promover la visita a la Ciudad entre mediados de noviembre y diciembre.

Desde el inicio de la primavera, el arbolado público porteño muestra todo su esplendor a través de las distintas floraciones que se suceden en forma escalonada. Esta verdadera concatenación fue planificada y ejecutada desde finales del siglo XIX y se mantiene en la actualidad. Desde mediados de septiembre se van sucediendo primero el rosa de los lapachos, le sigue el rojo tomate de los ceibos y, a partir de noviembre, el violáceo de los jacarandás aparece en todo su esplendor.

Desde la Ciudad tenemos el objetivo de duplicar la cantidad de ejemplares de esta especie en los próximos 10 años”, afirmó Julia Domeniconi, secretaria de Atención Ciudadana y Gestión Comunal, a cargo de BA arbolado, y agregó: “El Jacarandá es una de las especies definidas como prioritarias por el Plan Maestro de Arbolado. Además de ofrecer importantes beneficios ambientales para los vecinos, se destaca por las postales bellísimas que genera y que son retratadas por los vecinos y los ocasionales visitantes”.

El jacarandá, que significa “madera dura”, se convirtió en un emblema para los vecinos de la ciudad, tanto que en 2015 fue declarado árbol distintivo de la Ciudad Buenos Aires por la Legislatura porteña. Aunque se trate de una especie que no es nativa, ya que es originaria del noroeste de Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay, se volvió parte de la geografía urbana y de la historia de la Ciudad.

La especie fue incorporada al paisaje urbano por el diseñador francés Carlos Thays a finales del siglo XIX. Como director de Parques y Paseos, creó el Jardín Botánico y organizó expediciones al Norte argentino para buscar flora con valor ornamental que pueda habitar en la ciudad. El ibirapitá, el lapacho rosado, el palo borracho acompañaron al jacarandá en un mismo recorrido con el propósito de embellecer aún más las veredas, parques y plazas porteñas. Su implantación demandó una adaptación experimental por las diferencias de temperatura entre la Ciudad y el norte Argentino, su lugar de origen.

El jacarandá es uno de los árboles con mayor belleza paisajística de la Ciudad y está recomendado para ser plantado tanto en vereda con en espacios verdes, por eso es una de las especies que también producimos en nuestro vivero” señaló Victoria Roldán Mendez, subsecretaria de Gestión Comunal.

Como se recordará, para este año se planificó plantar unos 16 mil árboles, una cifra que permitirá reponer e incrementar el arbolado. En este sentido, Jorge Fiorentino, ingeniero agrónomo especializado en gestión de arbolado y espacios verdes urbanos, detalló las variables que la Ciudad tiene en cuenta a la hora de elegir los nuevos ejemplares. “El principal factor es la seguridad, lo que deriva de su madera, forma y estructura. La madera de los árboles plantados debe ser resistente y fuerte”, concluyó el especialista.

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