Con temperaturas recientes que rompieron records en los registros de los últimos 30 años en la ciudad de Asunción, la capital paraguaya fue bautizada como la más calurosa del mundo. Tanto que, literalmente, ya se puede cocinar sobre el asfalto.
Un par de huevos, carne, las manos de un chef como Rodolfo Angenscheidt y el calor del asfalto hicieron posible el “Global Warming Menu”, un almuerzo cuyo menú fue cocido con el calor del asfalto de la capital.
La explicación es compleja, pero en realidad una palabra basta para entender la causa madre: la deforestación.
El Paraguay es uno de los más deforestados de la región. De las 8,8 millones hectáreas de Bosque Atlántico del Alto Paraná (BAAPA) registrados en el año 1960, que equivalen a la quinta parte de la superficie de Paraguay, se conservan alrededor de 1.700.000. Es decir que, en los últimos 50 años, el 80% de estos bosques nativos paraguayos fueron arrasados.
Un informe del Monitoreo Satelital de Deforestación de la Región Oriental de la Organización Mundial de Conservación (WWF, por sus siglas en inglés) hacía visible que la deforestación fue incrementándose anualmente de tal manera que hoy se necesitan medidas urgentes para paliar semejante devastación.
En diciembre pasado, la organización Weather Extremes – que monitorea el clima en el mundo – ubicó a Asunción, como la ciudad más calurosa, seguida por Paulo Alfonso (Brasil) y Salto (Uruguay), entre otras.
WWF impulsó con el apoyo de la Publicitaria Oniria/TBWA, la agencia de Comunicación Periferia, la Agencia digital Analógica, la productora Maikena y del Chef Rodolfo Angenscheidt la acción llamada “Global Warming Menu”, que consistió en un almuerzo para invitados con un menú de alimentos cocinados con el calor del asfalto asunceno.
La acció tuvo el objetivo de que la gente ponga atención a uno de los temas más importantes del Paraguay actual: los altos índices de deforestación de los últimos años.