“Estamos terminando la plantación de los primeros cipreses. El área escogida es un cipresal completamente quemado con una configuración variada de pendiente, exposición al sol, suelos e incluso agresividad del fuego. Cubre unas 16 has con 8000 plantas”, comentó Daniel Roy Wegrzyn, piloto radicado en la zona y comprometido en la causa de Cholila, buscando la recuperación de la flora del lugar.
Las biólogas Silvia y Melissa colaboraron junto al piloto para la recuperación y definieron una de las parcelas de investigación, donde se colocaron plantines de tres años con buen desarrollo radicular. Asimismo, “cada planta se protegió del agua de escorrentía y del sol.
En estos días, y a partir de la impermeabilización de la superficie, se harán trabajos para favorecer la infiltración” continúa Wegrzyn en su relato y añade “se determinaron varias parcelas circulares que incluyen 10/11 pequeños cipreses cada una, como muestra a efectos de hacerles un esmerado seguimiento”.
El piloto también puntualizó que “si bien la superficie está totalmente quemada, hay mucha materia orgánica conformada por raíces. Se tomaron muestras para determinar si los hongos descomponedores sobrevivieron. Esto daría mayores garantías de sobrevivencia”.