Protesta frente a la ONU exige la liberación de Paul Watson, a pocos días de que Dinamarca decida su extradición

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Hoy, activistas realizaron una manifestación creativa y pacífica frente a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, exigiendo la liberación inmediata de Paul Watson, el reconocido activista ambiental y fundador de la Fundación Captain Paul Watson.

La protesta, organizada en respuesta al arresto de Watson en Groenlandia, reunió a manifestantes que portaban cascos vikingos y una representación de la sirena de Hans Christian Andersen, junto con tres carteles móviles que circulaban alrededor del edificio de la ONU, todos con un mensaje claro: “Liberen a Paul Watson“.

La manifestación se realizó frente a las oficinas de la ONU, y continuó con una marcha hacia la misión danesa ante la ONU. Durante todo el día, los camiones con carteles móviles estuvieron recorriendo la zona, llamando la atención de los transeúntes y de la comunidad internacional sobre la injusticia del encarcelamiento de Watson.

“En un mundo al revés, los activistas que luchan para que se cumpla la ley internacional son arrestados, mientras que gobiernos como el de Japón, que viola flagrantemente la ley internacional y los tratados globales para los océanos, tienen la audacia de pedir extradiciones”, dijo Oscar Soria, director ejecutivo de la iniciativa Common, un think-tank dedicado al análisis de la política pública ambiental, quien estuvo en la manifestación.

Paul Watson, de 73 años, fue arrestado el 21 de julio de 2024 por la policía danesa en Nuuk, Groenlandia, en cumplimiento de una orden de arresto internacional emitida por Japón debido a su activismo contra la caza de ballenas en la Antártida hace más de una década.

Actualmente, Watson enfrenta la posibilidad de ser extraditado a Japón, donde podría pasar el resto de su vida en prisión. La corte de Groenlandia ha ordenado que Watson permanezca detenido hasta el 5 de septiembre de 2024, fecha en la que se tomará una decisión clave sobre su extradición.

Durante la protesta, los organizadores señalaron que el arresto y posible extradición de Watson son medidas claramente motivadas por razones políticas. “Este es un intento de silenciar a quienes se oponen a la caza de ballenas y a la destrucción de los océanos”, afirmó la abogada Andrea Gordon, de la fundación Parley for the Oceans.

La detención de Watson ha generado una oleada de apoyo internacional, con prominentes figuras como el presidente francés Emmanuel Macron, el actor Pierce Brosnan y la activista ambiental Jane Goodall, exigiendo su liberación. Además, varias peticiones en línea han reunido casi un millón de firmas pidiendo que Watson sea liberado.

Paul Watson ha dedicado su vida a la protección de los océanos y ha liderado campañas que han salvado miles de ballenas y otros animales marinos. Fundador de la organización Sea Shepherd, Watson es conocido mundialmente por su enfoque radical y efectivo en la conservación marina, documentado en la popular serie de televisión *Whale Wars*.

La posible extradición de Watson a Japón ha suscitado preocupaciones en todo el mundo, especialmente en lo que respecta a los derechos humanos y la libertad de los activistas ambientales para operar sin temor a represalias políticas. La decisión sobre su extradición marcará un precedente importante en la aplicación de la ley internacional en casos de activismo ambiental.

La situación de Paul Watson ha generado un debate global sobre la justicia y la protección de los derechos humanos. Los defensores de Watson sostienen que su arresto es una represalia directa por su lucha incansable contra la caza ilegal de ballenas, especialmente en las aguas protegidas del Océano Antártico. A pesar de las numerosas sentencias y acuerdos internacionales que prohíben la caza de ballenas, Japón ha continuado con estas prácticas, argumentando que son parte de investigaciones científicas, aunque la evidencia sugiere lo contrario.

El caso de Watson también pone en tela de juicio el uso de las órdenes de arresto internacionales para perseguir a activistas que desafían a poderosos intereses económicos y políticos. Su detención en Groenlandia y la posible extradición a Japón podrían sentar un peligroso precedente, donde los estados utilizan mecanismos legales para silenciar a quienes se oponen a sus políticas destructivas. Prominentes abogados de derechos humanos han calificado la situación como un “retroceso inaceptable” en términos de derecho internacional.

Mientras la fecha crítica del 5 de septiembre se acerca, la presión sobre las autoridades danesas y groenlandesas continúa aumentando. Manifestantes, organizaciones no gubernamentales y líderes mundiales están pidiendo la liberación inmediata de Watson, argumentando que su extradición no solo sería injusta, sino también un golpe a los esfuerzos globales para proteger el medio ambiente. La decisión que se tome en los próximos días podría tener repercusiones significativas para el futuro del activismo ambiental en todo el mundo.

 
 

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