Luis María Etcheberry sabe que su campo “es grande y pueden aparecer más animales muertos” con el correr de los días, cuanto sus empleados terminen la inspección. Por lo pronto, según el recuento que le habían pasado hasta ayer, ya sabía que habían encontrado ochenta vaquillonas quemadas.
Su estancia, “La Aurora Puntana”, es una de las trece propiedades del sur provincial devastadas por un incendio forestal que se desató el jueves a la noche y terminó el sábado a la tarde. Arrasó setenta mil hectáreas, según la estimación del jefe de los bomberos voluntarios de Unión, Darío Alaniz.
“El fuego recorrió 59 kilómetros en tres horas. Comenzó en la ruta de Martín de Loyola y se frenó a dos mil metros de la ruta nacional 188, en La Maroma. El frente tenía un ancho que en partes era de nueve o diez kilómetros, en otras, quince, en otras, veinte”, describió Alaniz.
A los productores que perdieron animales, pasturas y alambrados en la quemazón los tiene contrariados no sólo el perjuicio económico en sí mismo, sino la causa del siniestro. Aseguran que se desató por la caída de unos cables de alta tensión que se cortaron por el viento.
“La rotura frecuente de esa línea eléctrica ya me ha causado diez incendios en el campo. Se cortan los cables y causan un chispazo en el suelo. Por desgracia esta vez se disparó, con esta sequía que tenemos, y no había manera de pararlo”, aseguró Ricardo Vidal, dueño de “Euskalduna”, una estancia de 8.500 hectáreas ubicada en las afueras de Martín de Loyola, a 95 kilómetros de Unión.
El productor rural cree que “la línea está mal construida”. Asegura que se ha quejado ante Edesal y le “han dicho que lo iban a solucionar”.
“Nos están quemando los campos tiro a tiro. Hasta que no nos solucionen el problema vamos a seguir sufriendo incendios. Y algún día va a ocurrir una tragedia”, dijo.
El dueño de “La Aurora Puntana”, adquirida por su padre en 1930, dice que se hizo cargo del campo hace cuarenta años y nunca vio una quemazón semejante, “con tanta voracidad”. “Es que según dicen los bomberos, había vientos de 90 kilómetros por hora. Tengo el campo lleno de picadas contrafuegos, pero no hubo nada que lo parara. En 40 años es la primera vez que veo esa cantidad de vacunos muertos”, afirmó.
El presidente de la comisión directiva de los bomberos de Unión, José María Inda, dijo que “los campos dedicados a la cría son los más afectados por la muerte de animales”.
Inés Valle, una ingeniera agrónoma que coordina un grupo de productores de ‘Cambio Rural’ y administra otro campo de la zona, definió al incendio del jueves sencillamente como “una catástrofe”.
Contó que de los campos con los que está vinculada, el fuego arrasó uno de los de ‘Cambio Rural’ y el que ella administra. “Son de diez mil hectáreas cada uno. En uno se quemó el 70 por ciento y en el otro, entre el 45 y el 50 por ciento”, explicó.
“Esto nos tiene muy impactados, muy shockeados, porque fue una hecatombe. No sólo hemos perdido la masa forrajera, sino alambrados y animales. Por más que llueva, tenés que esperar quince a veinte días para que el pasto se recupere”, dijo.
El Diario de la República