Tasmania es el tercer lugar en el mundo en convertirse en carbono negativo

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El problema del exceso de carbono en la atmósfera es real. Cada vez hay más emanaciones, pero también prácticas forestales y de otra índole que se debe corregir por el bien del planeta.

Tasmania se ha convertido en el tercer lugar en el mundo en alcanzar carbono negativo. Esta isla se encuentra dentro de la soberanía de Australia, siendo conocida por su riqueza natural.

El problema del carbono desde varias perspectivas

Se ha puesto en boga hablar de la huella de carbono. Es un índice que indica la cantidad de carbono derivada de cierta actividad. Curiosamente, esta huella de carbono sido considerada un cálculo muy eficiente.

Sin embargo, en la isla australiana de Tasmania se han encontrado algunas divergencias. De hecho, los especialistas de ese país han llegado a la conclusión de que existe un problema: se está calculando mal el carbono.

En realidad, no se debe minimizar las emanaciones de dióxido de carbono. El verdadero éxito se encuentran en lograr la neutralidad en carbono. Esto se logra únicamente mediante un balance de este elemento.

El logro de la Isla de Tasmania

El primer aporte es cambiar de idea sobre el cálculo de carbono en el ambiente. En realidad, hay que tener algo en cuenta: los bosques y zonas verdes también almacenan cierta cantidad de carbono en su derredor.

Por lo tanto, las áreas verdes no son neutras en carbono. Además, no hay que olvidar que la vegetación absorbe ese carbono y lo convierte en oxígeno. La idea es lograr el balance a través de este intercambio de elementos.

Por ejemplo, la actividad de talar árboles de libera carbono. Es así como resulta tan nociva para el ambiente: se elimina vegetación y al mismo tiempo se libera dióxido de carbono. Es algo que no se toma en cuenta los cálculos.

En la isla de Tasmania se hizo un cambio radical las actividades de silvicultura y cosechas. Ocurre que estos trabajos muchas veces son descuidadas. Se cree que no emanan ningún tipo de CO2, lo cual es un error.

Por ejemplo, la tala de árboles debe hacerse combinada: se cortan árboles, pero en ese mismo bosque y se dejan otros intactos. Los árboles que quedan absorben el CO2 de la actividad derivada de la tala.

Aplicaron cambios en actividades agrícolas

Nuevamente, se implementó la existencia de árboles y zonas verdes en derredor de espacios agrícolas. De esa manera, la actividad elección de recolección liberan CO2 que es absorbido por la vegetación circundante.

La clave está en lo siguiente: cada actividad que libera carbono debe tener vegetación (preferiblemente árboles) que capte el carbono liberado. Esa es la única manera de lograr el tan anhelado equilibrio.

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