Turquía perdió el 77% de los lagos en las últimas décadas

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Turquía ha perdido en las últimas seis décadas el 77 % de sus lagos, y los que aún existen “están enfermos” debido a la contaminación, la falta de oxígeno y la reducción de su superficie y agua, lo que sugiere que el país euroasiático se encamina a una seria crisis hídrica.

Ese es el diagnóstico que ha impulsado a un grupo de académicos y políticos a exigir “un plan de acción específico para gestionar la sequía en la región de los lagos”, donde también se insta a prohibir el desarrollo urbano, explicó a la agencia EFE Begüm Çelikdelen, director general adjunto de la Administración de Agua y Alcantarillado de Estambul (ISKI).

El pedido ha sido formulado en una declaración adoptada por el grupo en una reunión celebrada el martes bajo el lema ‘No dejes que nuestros lagos se sequen, sé tú mismo una gota’.

“De los 240 lagos de Turquía, 186 se han secado por completo en los últimos 60 años. Los demás están ya gravemente enfermos“, según Erol Kesici, asesor científico de la Sociedad Turca para la Conservación de la Naturaleza (TTKD) y uno de los expertos que convocó el encuentro estambulí.

Pérdida de biodiversidad

Especialmente grave es la situación en la llamada ‘región mediterráneo de los lagos’, en el suroeste del país, donde preocupa la creciente pérdida de biodiversidad, pues 28 de los más de 40 lagos que la integran están completamente secos, advirtió Kesici.

Destaca allí la delicada situación del lago Salda, con una morfología especial y única gracias a que está situado en un cráter de tamaño mediano.

Debido a los minerales carbonatados y raros que contiene, como la hidromagnesita, que se parece a sustancias detectadas en el cráter Jezero del planeta Marte, atrae desde hace años la atención de la NASA y numerosos turistas.

Otro ejemplo es el lago Mármara, de 44,5 kilómetros cuadrados, situado en la provincia occidental de Manisa y declarado de importancia nacional por su humedal y santuario de aves.

Hace tres años se secó totalmente. Ahora, el Estado intenta revitalizarlo mediante un proyecto de obras hidráulicas.

El lago, rodeado de humedales y juncos, era un entorno natural que favorecía el clima y la riqueza natural, lo que permitía la diversidad de aves.

La cuenca del lago proporcionaba zonas de vida, refugio y cría a más de 20.000 aves acuáticas de casi 150 especies diferentes estacionalmente.

En la década de 1960, con 400 barcos pesqueros se capturaban anualmente unas 300 toneladas de pescado en el lago de Mármara, donde ahora no hay agua para un solo pez.

La ausencia de aves provoca un aumento de insectos nocivos, lo que lleva a los agricultores a utilizar más pesticidas, en un círculos vicioso que termina por agotar los lagos, advierte Kesici.

Crisis hidráulica en Estambul

Estambul, que con cerca de 16 millones de habitantes es la ciudad más grande del país, sufre ya hoy una seria crisis hídrica, quizá la más grave actualmente en toda Turquía, recordó Çelikdelen.

Debido al desarrollo urbanístico, los embalses que abastecen de agua a la gran urbe se encuentran ya en zonas residenciales.

Sus diques y presas están “bajo presión debido a la creciente construcción, la apertura de los bosques a las viviendas y la caída de las precipitaciones”, añadió.

Calentamiento y contaminación

Kesici identificó al calentamiento global, la perforación de pozos ilegales, un uso abusivo del agua y la contaminación causada por el hombre como las principales causas del agotamiento y “la muerte de los lagos”.

Según el experto, al día de hoy en Turquía no hay ni un solo lago del que se pueda decir que está en buen estado.

En este contexto, consideró imperativo “hacer frente a los crecientes peligros y pérdidas que causan el aplazamiento de los problemas, así como desarrollar políticas para solucionarlos”.

Con la visión de Kesici ha coincidido el presidente de la Asociación de Políticas del Agua de Turquía, Dursun Yildiz, al resaltar que su país está en una transición que lo hará pasar de ser rico a ser pobre en agua.

También el viceministro de Agricultura y Silvicultura, Veysel Tiryaki, estima que Turquía será pobre en agua a partir de 2030, según ha señalado recientemente.

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