El inmenso paraíso marino luce en su superficie tranquilo y azul. Sin embargo, prestando un poco de atención, ligeras manchas revelan al inquilino más tóxico del planeta. El plástico acelera su paso por las profundidades y superficies. Ya sea en forma de bolsas, vasos, redes, envolturas y mucho más, todo este plástico termina en el estómago de los animales más extraordinarios.
Las cifras de la ingesta de plástico en especies son alarmantes. De acuerdo con el investigador del Grupo de Investigación de Ecología de Cetáceos (CERG) de la Universidad de Massey de Nueva Zelanda, los nuevos números alertan sobre la presencia de plástico en especies terrestres, de agua dulce y marinos.
“El estudio demuestra una amplia contaminación en numerosas ramas del árbol de la vida, incluidas ocho categorías taxonómicas y más de la mitad de los órdenes de vertebrados”, dice el doctor Gabriel Machovsky-Capuska.
Durante años se creyó que la única razón por la cual los animales consumían plástico era porque se confundían de alimento. No obstante, este análisis demostró que es mucho más complejo que una simple confusión.
¿Qué podemos hacer para salvar a los animales del plástico?
Aunque la naturaleza demuestra una inmensa capacidad de adaptación y resiliencia, la realidad es que un escenario de contaminación plástica masiva la supervivencia es escaza. Por lo tanto, la única solución posible es transformar nuestra cultura del consumo de este material.
Eliminar gradual y rápidamente el plástico de la vida humana es imperativo para restaurar la vida silvestre y sus ciclos. Creemos firmemente en que esto es posible, al reconocer las causas fundamentales de la crisis entonces tendremos la oportunidad de resolverla.
Difundir este tipo de descubrimiento resalta la urgencia de redefinir el rumbo. Nuestros actos diarios impactan en la vida de miles de especies y aunque no lo veamos de primera mano, sabemos que el plástico que consumimos hoy podría estar en la vida de un animal mañana.