Jóvenes uruguayos juntan 1 millón de tapabocas y los convierten en marcos de cuadros

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Dos jóvenes emprendedores comenzaron a trabajar en colaboración en 2019 para reciclar colillas de cigarros convirtiéndolas en pintura, placas de acetato y armazón de lentes.

Ahora lanzaron una campaña de recolección de tapabocas descartables que convertirán en madera plástica para la elaboración de marcos de cuadros.

Joaquín Bentacor (20), fundador de No más colillas, se dio cuenta de la cantidad de tapabocas tirados que se encontraba cada vez que salía por las  calles de Montevideo.

Preocupado por su impacto en el medio ambiente, conversó con Nicolás Montossi (30), creador de la empresa de reciclaje Teko, sobre qué posibilidades había de recolectarlos y reciclarlos.

Las mascarillas quirúrgicas están hechas de TNT de polipropileno, un derivado del petróleo. Tardan cerca de 450 años en descomponerse y desde que comenzó la pandemia su uso se masificó a nivel mundial.

Comúnmente los usuarios las desechan junto con su basura doméstica y no con los compuestos reciclables debido a que pueden estar contaminadas, infectando así el resto de los residuos. Algo que podría incluso poner en riesgo la salud de los recolectores y recicladores.

George Leonard, director científico del Ocean Conservancy, una ONG que promueve la defensa ambiental con sede en Washington, dijo a la BBC que los tapabocas desechables no podían reciclarse debido a que son  “biopeligrosos”, además de que las plantas de reciclaje no cuentan con equipamiento para manejar ese tipo de artículos.

Sobre esto, Bentacor dijo a Cromo que cuando se dice que algo no es reciclable puede haber dos motivos: uno es porque no hay un retorno económico y el otro porque, como en este caso, es un residuo sanitario peligroso.

Pero No más colillas y Teko ya tenían experiencia en este tipo de residuos por el trabajo que ya venían realizando. “El proceso de desinfección de los tapabocas coincide mucho con el de las colillas. Eso nos dio cierto aliento para poder procesarlo”, explicó Montossi.

Fue así que se pusieron manos a la obra. Recolectaron tapabocas durante el 2021 y realizaron pruebas para ver en qué podían convertir ese material y cómo valorizarlo para que fuera rentable.

Contaron con la ayuda de un diseñador industrial que los asesoró sobre el material para saber qué tenían entre manos, con cuantas capas contaba, si eran iguales o no, si tenía filtro, saber que es de otro compuesto y cómo procesarlo.

“Llevó tiempo pero lo sorteamos mucho más rápido que las colillas, que eran un desconocido. Con los tapabocas ya conocíamos el material porque de hecho es el más usado a nivel plástico junto con el PET”, contó el fundador de Teko.

Luego de meses de pruebas llegaron a un material que podía ser reutilizado. En ese momento se preguntaron en qué convertirlo. “Parece una decisión muy fácil pero hay que pensarla muy bien, tenés una sola chance. Tiene que ser rentable y atractivo”, dijo Montossi.

Los jóvenes emprendedores ya contaban con un programa para empresas llamado Reciclarte, que tiene como objetivo convertir los residuos en arte. Así como las colillas se convierten en pintura, se les ocurrió que los tapabocas podían ser madera plástica para realizar marcos de cuadros.

Durante 2022 esperan reciclar cinco millones de colillas y un millón de tapabocas con este fin. Para alcanzar esas cifras tienen dos sistemas de recolección. Por un lado ofrecen el servicio de gestión de estos residuos a empresas, les alquilan ceniceros de metal y buzoneras de cartón que mensualmente recogen. También ofrecen experiencias de voluntariado en las que las compañías involucran a sus empleados.

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