Argentino recicló cientos de tetra brick y restos cerámicos para construir un domo

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Un vecino de Plottier, Neuquén, tardó en cuatro meses en construir un domo en su casa donde prevé montar un local. Para llevarlo a cabo utilizó 500 tetra brick para revestirla, mientras que el piso lo hizo con trozos de cerámicos.

Se trata de Horacio Ríos, quien tras ser operado del corazón empezó a dedicarse al reciclado. Tras construir el domo en su casa, proyecta realizar allí un local como fuente de trabajo.

El domo plateado sobresale en el barrio Las Lilas de Plottier, en donde la mayoría de las casas son modernas y cuadradas.

Su esposa Valeria fue quien lo guio en la importancia de cuidar el planeta reutilizando elementos que, de otro modo, suelen tirarse a la basura.

“Lo primero que empezamos hacer fue clasificar materiales, separar lo orgánico para realizar una huerta”, repasó Horacio.

Hacía algunos años que la familia había viajado a Lago Puelo, donde descubrió el domo como una construcción diferente.

La base del domo mide 4,30 por 4,30 metros. Para realizarla juntó restos de bolsas de cemento de obras de amigos, fue hasta la zona de bardas para sacar algunas piedras e incluso reutilizó pedazos de hierro que encontró tirados.

“Juntamos los nylon de las obras en la zona donde tiran cubiertas, traté de rescatar todo lo que me podía servir. Para la base hice una malla sima y la iba atando con los hierros de 20 centímetros por 20. Reutilicé todo, no me quedó nada. Fueron muchos viajes, días de frío”, contó al diario neuquino.

El domo tiene 160 piezas de madera que Horacio conectó con más de 2 mil tornillos y unas 5 mil grampas desde septiembre pasado, cuando inició el desafío, pese a sus limitaciones físicas por su operación del corazón.

Cuando la estructura estaba lista, la primera lluvia hizo que entre agua, por lo que necesitó protegerla de alguna forma. Y fue, ni más ni menos, que con cientos de tetra brick de diferentes productos. Usó 500 para poder aislar y proteger al domo. Primero hubo que lavarlos, cortarlos, darle forma de cuadrados y pegarlos casi como si fueran tejuelas, cuenta.

“Una amiga me prestó una engrampadora, después el desafío fue el pegamento, y también lo conseguí. Me dieron 18 kilos. Con mucho trabajo con mi esposa y mi hijo lavamos cada una de las cajas, las secamos y pusimos como tejuelas y engrapábamos de abajo hacia arriba. Aún nos falta una partecita arriba porque no tengo la escalera de tres metros que necesitaría”, detalló el neuquino.

La puerta del domo la consiguió de una antigua construcción y la adaptó y las ventanas son acrílicas. Para el revestimiento interior, utilizaron pedazos de porcelanatos rotos que hicieron de piso.

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