Debido a las lluvias torrenciales que ocurrieron en el mes de octubre del año pasado en Misiones, se vieron afectadas las pasarelas que llevan a la Garganta del Diablo en las Cataratas del Iguazú. Después de tres meses de arduo trabajo, culminaron las obras de recuperación, restando solamente un tramo de la pasarela, del Parque Nacional.
En octubre del año pasado, las Cataratas del Iguazú habían alcanzado un caudal de 16.500 m3 de agua por segundo. Esta crecida del río fue la segunda más significativa que se registró en este siglo.
Esto afectó a gran parte de la pasarela que conduce a la Garganta del Diablo, uno de los atractivos más extraordinarios y representativos de este destino turístico. 51 de los 99 tramos sufrieron desplazamientos como consecuencia de la crecida.
Desde ese entonces, las Cataratas del Iguazú, con el circuito Garganta del Diablo el circuito debió clausurarse, hasta culminar las obras de reparación. Actualmente, ya lograron recuperar 50 tramos. “Nos está faltando arreglar un solo tramo, atípico, que se cayó en el salto. Ya está encargada la construcción, que se pidió en el mes de diciembre, y ahora estamos esperando el envío, que debería llegar en los próximos días”, detalló Marcelo Zuliani, responsable de las obras.
La idea es terminar las tareas antes del fin de semana largo por Carnavales y volver a habilitar el circuito. “Estamos muy adelantados, con la esperanza de que llegue a tiempo y se lo pueda armar y finiquitar todas las tareas de terminación que son bastante arduas, pero está todo muy bien encaminado”.
Desde el año 2005, todos los años impares hasta el 2013, las Cataratas del Iguazú vivieron eventos similares. En el año 2014 hubo una creciente devastadora que arrasó los 99 tramos de la pasarela. En ese tiempo, se demoró seis meses en recuperar el paseo. “Es un plazo muy reducido si lo comparamos a cómo pasaban antes”, expresó Zuliani.
“Antes, cuando venía una creciente, las Cataratas del Iguazú debíamos esperar 10 años para tener una pasarela; ahora estamos hablando de cuatro meses. Los tiempos se acortaron mucho con este sistema. Actualmente, lo que está construido con hormigón queda intacto, ya que el tablero por donde camina la gente, cuando hay una creciente del río y la velocidad supera 4 metros por segundo, el tablero metálico que tiene 12 metros de largo y pesa 4.500 kilos, se desprende de sus apoyos y cae al río para no dañar las columnas. Por eso ahora, hablamos de una recuperación de meses y no de años”, explicó el ingeniero encargado de las obras.