El Parque Nacional El Impenetrable se posiciona como el destino para el ecoturismo en Argentina

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Hay razones para decir que, en los próximos años, el Parque Nacional El Impenetrable se posicionará como destino insoslayable del ecoturismo, tanto a nivel nacional como mundial. Para empezar, porque forma parte del extremo sur del Gran Chaco Americano, ese bosque tropical seco que es el más grande del mundo y el pulmón verde más importante de Latinoamérica después del Amazonas, de ahí que su biodiversidad sea excepcional o directamente “abrumadora”, como admiten los biólogos de la Estación de Campo El Teuco, perteneciente a Fundación Rewilding Argentina (FRA). Para seguir, porque la estrategia para lograrlo replica las claves del éxito del “milagro de Iberá”, es decir, la que tuvo lugar en Esteros del Iberá, provincia de Corrientes.

Un territorio poblado de estancias ganaderas en ruinas se convirtió en un destino de ecoturismo reconocido a nivel internacional. Para eso, bajo el modelo de producción de naturaleza, FRA buscó reintroducir especies autóctonas (yaguareté, lobo gargantilla, muitú, guacamayo rojo y tapir, entre otras) y se acercó en las comunidades locales, a quienes escuchó, involucró y capacitó de manera que se convirtieran en las principales beneficiarias del proyecto a largo plazo; así fue cómo los propios locales se transformaron en dueños y/o trabajadores de hospedajes y restaurantes, artesanos, guías de turismo, etc.

Para 2022, apenas cuatro años desde su inauguración, el Parque Nacional Iberá recibió la cifra récord de 60.000 visitantes y fue elegido por el New York Times como uno de los destinos “obligados” para vacacionar. Ese mismo año, el turismo en Argentina contribuyó con US$ 43.000 millones, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, lo que equivale al 8,6% del PBI nacional; aproximadamente un tercio de ese total correspondió al turismo de naturaleza, un segmento que todavía tiene un enorme potencial de crecimiento (por ejemplo, un estudio de la Universidad de Western Ontario, Canadá, analizó el caso del Amazonas peruano y concluyó que el ecoturismo no solo es más valioso porque preserva la biodiversidad y combate la crisis climática, sino que es más rentable a largo plazo que cualquier otro uso de la tierra; ese mismo estudio calculó que, en países en vías de desarrollo, los ingresos anuales totales por turismo de naturaleza pueden ser tan altos como US$ 210 billones).

Con la experiencia de Iberá como antecedente, FRA fue una de las organizaciones que más exhortaron a los gobiernos provincial y nacional a crear el Parque Nacional El Impenetrable. La historia del origen de las tierras merece un capítulo aparte: su último dueño, Manuel Roseo, era el mayor terrateniente de Chaco y uno de los top diez de Argentina, además de un personaje mítico de la zona porque vivía de manera absolutamente austera, rozando la indigencia. En 2011, Roseo murió en manos de un estafador; sin herederos, su estancia de 259.000 hectáreas quedó en un limbo. Fue entonces que un grupo de entidades ligadas al ambientalismo propuso convertirla en área protegida. La sanción llegó en 2014 pero, tras la aparición de supuestos herederos, la apertura del parque no se concretó hasta marzo de 2017.

Desde entonces, FRA se aboca a lo que mejor sabe hacer: un combo potente que incluye investigación científica y acciones de vanguardia para la conservación de la naturaleza apalancadas en tecnología de punta, infraestructura turística en clave “lujo sostenible” y desarrollo social comunitario. El resultado: una experiencia inolvidable para los viajeros que se atreven a llegar hasta el misterioso corazón del monte chaqueño.

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