La temporada de huracanes que se viene: ciclones peores que Katrina en tiempos de coronavirus

Más leídas

Conforme la tormenta tropical Arthur avanza por la costa estadounidense, los pronosticadores temen que sólo sea la primera pieza del dominó en una temporada de huracanes que podría ser un reflejo de la peor que ha habido. Y todo esto en tiempos de coronavirus.

Arthur se convirtió en la primera tormenta de 2020 que recibió nombre cuando alcanzó la categoría de tormenta tropical durante el fin de semana. A las 11 de la mañana, hora de Nueva York, pasaba cerca de Cape Hatteras, Carolina del Norte, con vientos de 80 kilómetros por hora y fuertes lluvias. Se pronostica que la tormenta rápidamente girará al este hacia el Atlántico, según el Centro Nacional de Huracanes.

Este es el sexto año consecutivo en que una tormenta con nombre se ha anticipado al 1° de junio, comienzo formal de la temporada de huracanes, dijo Jim Foerster, meteorólogo jefe de la consultora meteorológica DTN, que brinda datos del tiempo a los sectores de energía, agricultura e industria. Si bien las tormentas tempranas aumentan las cifras totales de una temporada, no son indicativas de la ferocidad de lo que ocurrirá en lo profundo del Atlántico durante el apogeo de la temporada.

Este año, los científicos ven indicios amenazantes con condiciones similares a las de 2005, cuando hubo un récord de 28 tormentas en el Atlántico, entre ellas el huracán Katrina que devastó Nueva Orleans, causando 1.800 muertos.

“Todas las piezas del rompecabezas están en su lugar, no importa cómo lo mire”, dijo telefónicamente Jim Rouiller, meteorólogo jefe de The Energy Weather Group. “Me da más confianza de lo normal en que este año será igual a una temporada hiperactiva de huracanes, y eso fue 2005”.

Las aguas excepcionalmente cálidas del Atlántico pueden intensificar la temporada de huracanes 2020. Si bien puede que 2020 no produzca igual cantidad de tormentas, el verano y el otoño boreales podrían asemejarse a ese año récord, explicó Rouiller.

Hay otros indicios a los que los científicos también están atentos. En el Pacífico se forma el fenómeno denominado El Niño cuando una amplia franja de agua cálida a lo largo del ecuador eleva las temperaturas atmosféricas en el mundo, causando lluvias en algunas zonas, sequías en otras y una cizalladura del viento grave que destruye tormentas en partes del Atlántico.

Este año las probabilidades de un acontecimiento como este son pequeñas, en tanto el ascenso de volúmenes de agua fresca desde las profundidades hasta ahora mantiene el clima neutral, en condiciones similares a las vistas en 2005. Que no se dé El Niño –o el desarrollo de su sistema opuesto, La Niña- significa que no habrá cizalladura del viento en un momento en que el cambio climático cada vez más empuja las temperaturas del Atlántico a máximos récord.

Los ciclones tropicales nacen del agua cálida y se alimentan de ella. En todo el Caribe y el Golfo de México hay “un enorme volumen de combustible de alto octanaje a la espera de la temporada de huracanes”, dijo Rouiller en una entrevista telefónica.

Otros dos indicadores que los científicos observan atentamente tienen potencial para intensificar las tormentas.

El primero es un disturbio de las nubes, las lluvias, los vientos y la presión que se desplaza hacia el este y se denomina Oscilación de Madden-Julian, según Rouiller. Este año, la oscilación probablemente envíe una serie de fuertes impulsos de energía atmosférica a través del Atlántico durante el apogeo de la temporada de huracanes, desatando un cúmulo de tormentas, agregó.

Brasil y África

El segundo es la acumulación de agua cálida en una amplia franja entre Brasil y África, según Ryan Truchelut de Weather Tiger, empresa comercial de pronósticos de Tallahassee, Florida.

El agua de esa franja bien podría migrar hacia el norte en los próximos meses, dijo Truchelut, sumando más calor a la zona entre el Caribe y Cabo Verde, donde se han formado algunas de las tormentas más destructivas de la historia.

El comienzo temprano de la temporada con la tormenta tropical Arthur también es preocupante. Las fechas de comienzo de las temporadas de huracanes se basan en promedios de largo plazo, pero el cambio climático permite condiciones propicias a que las tormentas tropicales lleguen antes –y permanezcan más tiempo- en el año calendario.

“Con el cambio climático, vemos que estos patrones tradicionales cambian respecto de antes”, dijo telefónicamente Foerster de DTN.

Coronavirus

Y todo esto llega tras la crisis del coronavirus, cuando el mundo se ha paralizado o estará volviendo lentamente a trabajar. Las empresas de las zonas vulnerables –de la costa del Golfo de México a toda la costa este- deberían estar preparándose en este momento, dijo Katherine Klosowski, vicepresidenta de FM Global, aseguradora industrial.

“En lo más recóndito de la mente, me repiquetea esta idea: la Madre Naturaleza es una entidad que no recibió la orden de quedarse en casa”, dijo Klosowski, responsable de riesgos naturales e ingeniería de estructuras de su compañía.

También Rouiller dice que lo que más le preocupa es la prolongación o el regreso de la pandemia de coronavirus cuando la temporada de huracanes alcance su pico entre fines de agosto y comienzos de octubre. Aunque la gente quizá tema acabar en estrecha proximidad con otras personas en los refugios, igual debería ir, señaló.

“Aquí la cuestión es que uno tiene muchas más probabilidades de terminar muerto en un huracán que por la amenaza del virus”, explicó Rouiller.

AccuWeather Inc., entretanto, pronostica que 18 tormentas podrían alcanzar la fuerza de una tormenta tropical y recibir nombre, cifra muy por encima de doce, el promedio de treinta años. Michael Mann, climatólogo de la Universidad del Estado de Pensilvania, y sus colegas postularon la semana pasada que habrá entre 15 y 24 tormentas atlánticas si se forma La Niña y probablemente 19 sin ella.

“Veo muy pocos que ahora planteen números bajos”, dijo Dan Kottlowski, meteorólogo tropical de AccuWeather.

Últimas noticias

Argentina celebra el Día de la Flor Nacional el 22 de noviembre

El Día de la Flor Nacional es una fecha que rinde homenaje al Ceibo desde 1942 y pone en valor a esta flor originaria de América.

Noticias relacionadas