Al día de hoy, Argentina ya consumió los recursos naturales que puede producir durante todo el año, tomando a préstamo los recursos futuros proporcionados por la Tierra. En este contexto de servicios ecosistémicos limitados, son necesarios 1.7 planetas para abastecer las necesidades de consumo y proveer de servicios ambientales a la población del país.
Basado en datos de la Huella Ecológica, que mide los recursos naturales que tenemos y cómo los utilizamos, al 26 de junio Argentina agotó los recursos naturales disponibles para todo el año, ingresando así en default ambiental. Este Día del Exceso de la Tierra argentino indica que durante los próximos meses el país estará consumiendo a crédito los recursos futuros, al haber utilizado su capital natural y presupuesto ecológico previsto para todo el 2020.
“La situación ambiental que estamos viviendo podemos compararla con pagar el mínimo de la tarjeta de crédito. Eso hace que mensualmente acumulemos deuda para más adelante y llega un momento en que se vuelve insostenible. En Vida Silvestre compartimos la definición del informe de la Comisión Brundtland que define el Desarrollo Sostenible como la posibilidad de “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro para atender sus propias necesidades”. Claramente el Día del Exceso de la Tierra nos marca una vez más que lo que tenemos hoy no es sustentable y hasta nos hace pensar si es desarrollo. En definitiva lo que estamos haciendo es consumir los recursos naturales de las generaciones venideras”, señaló Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre Argentina.
El Día del Exceso de la Tierra es una iniciativa realizada por Global Footprint Network (GFN) que busca generar conciencia y señalar el exceso de velocidad con el que estamos “consumiendo el planeta”. A nivel global el Día del Exceso de la Tierra se estima para el 22 de agosto, unos días después de lo que ocurrió en el 2019, considerando la reducción de emisiones ocurrida durante la pandemia. Esta fecha se calcula a partir de comparar la suma de todas las demandas de consumo del mundo con los recursos naturales disponibles para solventar ese consumo, y la capacidad de respuesta que tienen los ecosistemas para reponer esos recursos.
“La única manera de retrasar esta fecha es un verdadero cambio en nuestra forma de vida. Desde el modo que consumimos y producimos los alimentos, la forma en que nos movemos, cómo conseguimos nuestra energía e incluso en qué invertimos nuestro dinero. Si bien todas las personas podemos hacer algo para retrasar esta fecha, por supuesto también hacen falta cambios a gran escala desde los gobiernos y las empresas. Nuestro país, por ejemplo, tiene la posibilidad de aumentar los compromisos asumidos en el Acuerdo de Paris. Podemos plantear un compromiso mucho más ambicioso de reducción de emisiones si buscamos enfrentar realmente el problema del cambio climático. Por ejemplo, a través de la inversión en políticas de eficiencia energética o energías renovables, en el transporte, en la construcción e incluso en los sectores agropecuario y forestal”, reafirmó Manuel Jaramillo, Director General de Fundación Vida Silvestre Argentina.
El Día del Exceso de la Tierra nos recuerda que los individuos, las naciones y la comunidad global, debemos actuar urgentemente para proteger los bosques, los océanos, la vida silvestre, el agua, los recursos acuíferos y lograr un desarrollo sustentable y resiliente para todos.
Ante un contexto de recursos limitados y de una crisis sanitaria, económica, social y ambiental, esta situación se presenta como un indicador de la presión sin precedentes que la humanidad y sus actividades están ejerciendo sobre los recursos naturales desde hace mucho tiempo. De acuerdo a GFN y a este ritmo de consumo, la cantidad de recursos y servicios del ecosistema requeridos para abastecer las necesidades humanas globales equivalen a 1.7 planetas Tierra: la demanda de recursos naturales excede lo que los ecosistemas de la tierra pueden renovar en el periodo de un año. En términos planetarios, los costos de nuestra deuda ecológica se ven reflejados a diario. Uno de los ejemplos más evidentes es el cambio climático, una consecuencia de que los gases de efecto invernadero se emiten más rápidamente de lo que pueden ser absorbidos por los bosques y los océanos. La pérdida de biodiversidad, la conversión del suelo, la deforestación, la sobre pesca, la escasez de agua y de alimentos, y la contaminación también son producto de la deuda ecológica.
“Las actividades humanas y la sobreexplotación de los recursos afectan a los ecosistemas, su funcionamiento y a todas las especies asociadas, lo cual nos lleva a una reflexión urgente: la variable ambiental debe ser incluida en el desarrollo de un modelo social económico y productivo, que tenga en cuenta a la naturaleza y a las personas, para que sea justo y sostenible en el tiempo. La naturaleza nos ha dado indicadores de su capacidad de respuesta ante una reducción de nuestra huella ecológica, recordándonos que nosotros necesitamos mucho más al planeta, de lo que él necesita de nosotros”, señaló Jaramillo.
Según datos de GFN la Argentina se encuentra dentro de los países que aún cuentan con reserva de biocapacidad -entendida como sus reservas en términos ecológicos- para producir recursos y proveer servicios ambientales, detrás de Brasil, Bolivia, Uruguay y Paraguay. Sin embargo, hay datos alarmantes de nuestro país que dan cuenta que aún hay mucho por hacer al respecto, considerando además que a pesar de nuestra alta biocapacidad estamos por encima de la media a nivel mundial, marcando en el calendario el 26 de junio como el Día del Exceso de la Tierra en la Argentina, más de un mes antes que la fecha global:
Desde la sanción de la Ley de Bosques Nativos en 2007, se perdieron 3.500.000 hectáreas de bosques nativos y con ellos todos los beneficios asociados. El ritmo promedio ha sido de aproximadamente 300.000 hectáreas deforestadas por año, el equivalente a la superficie de CABA por mes.
Nuestra matriz energética se basa, principalmente, en el uso de combustibles fósiles, cuya combustión emite Gases de Efecto Invernadero y otros contaminantes a la atmósfera, que son los principales causantes del cambio climático y el calentamiento global.
Se estima que de un 20% a un 30% de los recursos pesqueros en Argentina se descarta sin vida al mar.
La sobrecapacidad ecológica es posible sólo por un tiempo limitado, antes que los ecosistemas se degraden y, posiblemente, colapsen. Es por eso que las personas, la sociedad civil, la industria, las naciones y la comunidad global, deben trabajar juntos por un desarrollo sostenible que proteja nuestros ecosistemas vitales, para garantizar así que los recursos naturales estén disponibles para nosotros y las generaciones futuras.
“Estamos convencidos de que que el desarrollo de nuestro país será sostenible, o no será desarrollo. Desde Vida Silvestre y junto con la Organización Mundial de Conservación (WWF por sus siglas en inglés) estamos promoviendo un Nuevo Acuerdo entre la Naturaleza y las Personas de forma urgente para tratar este tema. Sería un excelente primer paso en este sentido.” concluyó Jaramillo.