San Isidro tiene tres nuevas islas e invita a los vecinos a elegir sus nombres

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Una maravilla natural que gracias a los sedimentos que trae el Río de la Plata fue creciendo lenta y silenciosamente frente a las costas de San Isidro: es ese el origen del conjunto de tres islas que aparecieron hace algunos años y que por decisión del municipio sólo podrán ser habitadas por especies autóctonas, que por ahora son principalmente pájaros y nutrias.

Esa determinación municipal deriva de una ley provincial que le da jurisdicción sobre el trío de islas que se formaron en la primera sección del Delta del Río de la Plata. Y como para reafirmar la soberanía que el pueblo sanisidrense tiene sobre el nuevo territorio, ahora serán los vecinos los encargados de ponerle un nombre.

Para eso el municipio está convocando a chicas y chicos de escuelas públicas y privadas del distrito (que es el segundo municipio en cantidad de matrícula de toda la provincia, con lo cual se espera mucha participación) para que se inscriban a través de la web “Islas distintas”.

“Buscamos concientizar sobre el cuidado del ambiente y a la vez incentivar a los jóvenes para que lideren este proceso de cambio cultural”, informaron desde el municipio.

La historia cuenta que algún “avivado” quiso lotear y vender este espacio anclado frente a la Catedral de San Isidro. De ahí que la municipalidad tomó la decisión de protegerlo a través de una legislación provincial (que lo declaró reserva natural) y del Concejo Deliberante local. Las islas integran hoy el Paisaje Protegido y la Reserva Natural Integral de San Isidro.

“Quisieron construir un barrio cerrado de 400 hectáreas, más otras 300 que necesitaban para contener la sudestada. La zona se iba a comunicar por un puente a la altura de la Catedral. Luchamos para que se declarara su ilegalidad”, recordó el intendente Gustavo Posse.

Mientras los vaivenes legales seguían su curso, los cultores de los deportes náuticos que frecuentan la zona se mantuvieron ajenos y fueron tomando a las islas como propias desde el momento en el que, cuando el río estaba bajo, se podía caminar sobre ellas. Por eso los fines de semana se divisan ahí tanto reposeras y lanchas aparcadas como deportistas en sus tablas y kayaks.

“Lo que queremos que todos puedan conocer, recorrer y cuidar estas islas. Desde hace cuatro años tenemos lanchas con personal que se encarga de cuidarlas, preservarlas y auxiliar a las embarcaciones de la zona. Tenemos gente capacitada para controlar que no haya usurpaciones, depredaciones o pesca”, contó el secretario de Inspecciones, Registros Urbanos y Tránsito del municipio, Walter Pérez.

Reserva natural

Hoy las tres islas tienen dos tipos de comunidades vegetales: el juncal y el matorral ribereño. Se trata de la primera vegetación que aparece apenas surgen las islas, que es la que a la vez brinda refugio a las distintas especies de fauna que con el tiempo seguirán apareciendo. Por el momento hay ya carpinchos, coipos, anfibios, reptiles y una gran diversidad de aves como chajá, cisnes, patos, gaviotas, cigüeñas y golondrinas.

“Con el correr de los años, las islas van a ir consolidándose y a crecer muchos árboles. Y con ellos van a surgir nuevos ambientes, como el ceibal y el sauzal, lo que traerá más diversidad de ambientes y por lo tanto más aves, más anfibios, más reptiles y miles de invertebrados que van a ir apareciendo año a año”, explica la directora de Ecología y Conservación de la Biodiversidad del municipio, Bárbara Gasparri.

Historia de una lucha

Fue en 1996 cuando Posse, entonces diputado provincial, impulsó una ley a través de la que pudieron establecerse los nuevos límites del partido, que incluía los territorios que se formaran en el Río de la Plata.

“Años después, cuando me tocó ser intendente, complementamos esa medida junto con mis pares de Tigre, San Fernando y Vicente López para que las islas estén bajo la jurisdicción de cada municipio. Estamos hablando de actos jurisdiccionales para que después no haya usurpaciones”, explica el mandatario.

“Lo cuidamos para la actual y las siguientes generaciones, por eso esto es, desde 2018, área verde. A través de esta medida, el municipio protege los ecosistemas ambientales y los hábitats terrestres y acuáticos del distrito, evita la especulación inmobiliaria y establece claramente lo que no se puede hacer en estos espacios. La naturaleza es un bien social, donde todos somos iguales y nosotros tenemos el criterio de preservarla”, advierte Posse.

En 2018 las islas fueron declaradas “Paisaje Natural Protegido”, mientras que en 2019 el Concejo Deliberante las declaró “Reserva Natural Protegida”. El año pasado se obtuvo la sanción de la ley provincial que las declaró “Reservas Naturales Integrales” incluyendo no solo a las que hoy existen, sino a las islas en formación y por formarse “en la primera Sección del Delta del Río de la Plata en jurisdicción del partido de San Isidro”.

Ahora solo falta nombrarlas. Y en esa tarea los vecinos tienen la palabra.

Bautizar las islas: las claves para participar

Pueden formar parte del concurso todos los grados y años de escuelas públicas y privadas. Y cada escuela puede presentar seis nombres distintos por sus seis grados de primaria y otros seis por los años de secundaria. Eso sí: al momento de poner un nombre, hace falta sumar una explicación sobre el porqué de la elección.

La inscripción va a estar a cargo de un docente o director de la institución y debe realizarse en este link, donde además de las bases y condiciones se puede ver un documental de 20 minutos titulado “Islas Distintas”, donde se narra en detalle el surgimiento de las islas incluyendo bellísimas imágenes. Hay tiempo para inscribirse hasta el 30 de septiembre. Y el 14 de octubre se van a estar anunciando los ganadores.

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