Kawah Ijen, el mágico volcán que escupe lava de color azul violáceo

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La lava azul es un fenómeno natural asombroso cuya visión es capaz de transportarnos a escenarios que sólo imaginamos en otros planetas. Sin embargo, la Tierra alberga un lugar único de apariencia mágica donde es posible contemplar llamaradas azules bajo el cielo estrellado de la noche.

En el cinturón de fuego del Pacífico, una de las zonas con mayor actividad sísmica y volcánica del mundo, emerge al sur de la Isla de Java (Indonesia) el monte Gunung Merapi (literalmente, “montaña de fuego”). En la parte más occidental de su pico se levanta majestuoso el volcán Kawah Ijen, famoso por su fuego de color azul violáceo y por albergar en su cráter el mayor lago de aguas ácidas conocido, del que aquí desvelamos sus misterios.

¿Qué origina la “lava” azul?

Este raro fenómeno se debe principalmente a la presencia de grandes cantidades de azufre en el magma del volcán, que emergen de las profundidades de la Tierra a 600 ºC. Aunque pueden confundirse fácilmente con lava, en realidad, los pequeños ríos teñidos de un azul eléctrico y que se abren paso sobre la abrupta superficie del volcán, son consecuencia de la combustión de gases sulfúricos.

Al escapar violentamente al exterior por las grietas, y debido a ciertas circunstancias físicas como la alta presión y unas elevadísimas temperaturas, el choque con las condiciones atmosféricas produce una reacción química de la que surgen llamas azules que pueden superar los cinco metros de altura.

Durante el proceso, algunos de estos gases se condensan y se convierten en azufre líquido, que fluye por las laderas como si fuera magma añil. Esta sustancia se acumula en un lago de aguas turquesas situado en el interior del cráter, que tiene más de un kilómetro de diámetro y está considerado uno de los puntos más peligrosos del planeta por sus grandes concentraciones de ácido sulfúrico y ácido clorhídrico. Impensable un baño en sus aguas calientes, que presenta temperaturas de 40 ºC.

El misterio de las llamaradas azules en la noche

Es al caer el sol cuando el Kawah Ijen, un estratrovolcán activo situado a 40 kilómetros de la ciudad de Banyuwangi, descubre su secreto y muestra su apariencia más onírica y espectacular. Durante el día, puede observarse la lava que expulsa este gigante de fuego de 2386 metros, y que es de un rojo incandescente, similar a la que pudo contemplarse en la erupción del volcán de la isla de La Palma (Canarias, España) en 2021.

Sin embargo, sólo en la oscuridad de la noche es posible percibir los ríos azules-violáceos que surcan la orografía del terreno volcánico y lo convierten en un paisaje de otro planeta. El efecto es similar al de los colores fosforescentes, que se revelan débiles a la luz del día, pero se iluminan en la oscuridad.

La dura vida de los mineros de azufre

Por su calidad -es uno de los más puros del Sudeste Asiático- el azufre del Kawah Ijen es utilizado para fines químicos y alimentarios. De su extracción se encargan los apodados como “mineros del infierno” que, cada día, descienden hasta las profundidades del cráter, entre nubes ácidas, para portar a sus espaldas cestos de bambú cargados con hasta 80 kilos de piedras de este mineral, que previamente extraen con picas y sus propias manos desnudas.

Estos mineros arriesgan sus vidas para proporcionar sustento a sus familias. Su trabajo está considerado uno de los más peligrosos del mundo debido a la constante exposición a vapores tóxicos y a las condiciones adversas del entorno volcánico. El ácido sulfúrico del lago del cráter y los gases liberados durante la extracción del azufre representan riesgos significativos para su salud, que afrontan con la única protección de una tela húmeda cubriéndoles la boca.

Pese a la dureza de su trabajo, los mineros del Kawah Ijen perciben ochocientas rupias indonesias (cinco céntimos de euro) por kilo de azufre. Un salario de entre nueve y trece euros diarios si consiguen completar tres viajes durante cada jornada.

Turismo responsable en Kawah Ijen

El Kawah Ijen es un recordatorio de la asombrosa diversidad y belleza de nuestro planeta, así como de la importancia de cuidar y preservar estos tesoros naturales para las generaciones futuras. Una maravilla de la naturaleza que combina la belleza y el misterio de su lago de ácido y sus llamas azules con la valentía de los mineros de azufre que trabajan en sus laderas y en el fondo de su cráter.

Es importante recordar que este es un lugar bajo el imperio de la naturaleza, en el que resulta necesario salvar la seguridad de los visitantes. Además, es esencial respetar y apoyar a la comunidad local que depende de este volcán extraordinario para su subsistencia.

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