El Programa de Monitoreo Sanitario Ballena Franca Austral tiene como principal objetivo estudiar la salud de las ballenas que muere en Península Valdés y alrededores para aprender sobre su salud, conocer las causas de mortalidad e identificar potenciales amenazas, tanto naturales como de origen humano.
Las pendientes leves de las playas y las grandes amplitudes de marea en los golfos de Península Valdés favorecen el hallazgo de ballenas muertas varadas en las costas. Esto brinda la posibilidad de evaluar el estado sanitario de esta población mediante la realización de necropsias (estudios post mortem) y la colecta de muestras biomédicas.
A través de exámenes forenses se busca identificar posibles riesgos para la salud de las ballenas y evaluar su susceptibilidad a enfermedades, contaminantes y otras noxas, y de esta manera contribuir a su conservación a través de estrategias de manejo.
¿Cómo funciona el Programa?
Ante el registro o aviso de un Varamiento de una ballena franca en las costas de Península Valdés y alrededores, el equipo de campo liderado por la médica veterinaria Julieta Rodríguez Melgarejo acude al sitio.
Antes de iniciar la Necropsia o examen forense se lleva a cabo un minucioso examen externo en busca de cicatrices, heridas y evidencias externas de causa de muerte, ya sean naturales (por ejemplo, predación) o por acciones humanas (por ejemplo, cortes por hélices de embarcaciones o heridas por redes o sogas). Se toman fotografías y medidas de las ballenas muertas y se registra la condición corporal, clase de edad (crías, adultos, juveniles) y la localización geográfica del varamiento. Toda esta información se vuelca en una base de datos que mantenemos actualizada desde el inicio del Programa.
De cada ballena se obtienen muestras de tejidos y órganos para investigar sobre los efectos de diversos factores, como los ataques de gaviotas, enfermedades infecciosas, biotoxinas, plásticos y contaminantes, entre otros. Se analizan además indicadores fisiológicos como hormonas del estrés, estado nutricional, dieta y genética. También se documenta evidencia de los efectos directos de actividades humanas, como las heridas por enmalles en sogas, redes de pesca o cortes por hélices de embarcaciones.
Ataque de gaviotas
Una variable destacada que se mide en Península Valdés cuando las ballenas muertas quedan varadas en la playa con el lomo visible, es la presencia, número y tamaño de lesiones ocasionadas por gaviotas previo a su muerte.
Esto genera información para monitorear el efecto que los ataques de gaviotas tienen sobre la salud de las ballenas a lo largo de los años.
Resultados del trabajo sostenido
Desde el inicio del Programa, los investigadores han estudiado más de 900 ballenas y han colectado miles de muestras para diversos estudios científicos
El trabajo sostenido a lo largo de los años permitió que se detectaran importantes variaciones en el número de ballenas muertas entre temporadas, incluyendo mortandades excepcionales de crías y adultos en algunos años, algo que de otro modo habría pasado desapercibido, al no existir estadísticas oficiales.
En algunos casos, los números registrados fueron tan elevados que llamaron la atención de la comunidad científica internacional. Por ejemplo, en el período 2007-2013 murieron 554 ballenas con un promedio de 75 crías perdidas por año. En el año 2012 murieron 113 crías nacidas en esa temporada y en 2022 murieron 28 ballenas adultas. Ambos eventos representan los registros más elevados de mortalidad en un año para la especie en el mundo. Los eventos inusuales de mortalidad son motivo de preocupación porque pueden ser indicadores de cambios ambientales posiblemente derivados de acciones humanas, que contribuyen a la muerte de las ballenas.
Fuente: ballenas.org.ar
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