La primera inquietud vino de la incomodidad que provoca el calor en algunos estadios, el que incluso, en el caso del estadio de Madrid en España, tiene consecuencias en el precio de las entradas ya que son más caros los asientos que están a la sombra.
Esto llevó a los ingenieros de Transsolar y los arquitectos Albert Speer & Partner a desarrollar estadios al aire libre que funcionen completamente con energía solar y 100% con enfriamiento solar.
Según los ingenieros, la comodidad tiene varios factores que influyen, como el sol, el sol directo, el sol difuso, el viento, el viento fuerte, suave, la humedad del aire y la temperatura radiante.
A partir de éstos los diseñadores entendieron cuál es el dato impulsor que nos permite sentirnos cómodos o incómodos y cómo el metabolismo del ser humano produce energía.
Según explica uno de los creadores, Wolfgan Kessling, el sistema se instala en el techo de los estadios y funciona con tecnología de enfriamiento radiante, lo que se combina con el ‘acondicionamiento suave’ para no provocar ráfagas de viento.
Ésta opera por medio de tubos de agua fría instalados en el suelo que transmiten el frío. De esta manera el público puede acomodar la temperatura a sus necesidades, ya que las tuberías pueden liberar el calor que se absorbe durante el día en el estadio y luego al añadir aire seco en vez de aire helado.