Es un ejemplo de la construcción. El hornero es un ave típica de nuestro país, aunque también se puede encontrar en Bolivia, Uruguay, Brasil y Paraguay. Algunos lo conocen como alonsito, casero, tiluchi o Juan del barro, entre otros.
Este Furnarius Rufus, tal es su nombre científico, es atractivo por su porte, pero fundamentalmente por la forma como hace su nido. El hornero posee una increíble destreza para el manejo del barro y los materiales para construir su hogar.
Además, el hornero se caracteriza por ser sumamente inquieto. Tiene una particular forma de caminar, que es cuando se ocupa de recolectar los elementos que va a necesitar para su casa, una construcción de barro que logró inspirar a artistas y cantores.
Para la gente que vive en el campo, la aparición de un nido de este pájaro cerca de sus terrenos es garantía de que estarán protegidos de plagas. Es un fiel compañero de los agricultores, ya que suele rondar los sembrados para comer insectos.
Por mucho tiempo se creyó que hace el nido con el pico y las patas. Lo cierto es que usa el pico para armarlo, pero con el pecho lo “fratacha”. Se coloca en el centro y con la boca levanta las paredes. El tamaño de su casa tiene correspondencia con su cuerpo.
Son muy territoriales y detestan a los que vienen a atacarlos. Tanto es así que si encuentra algún roedor u otra ave en su vivienda, no duda y enseguida sella el nido con el animal adentro y se dispone a construir otro.
Un trabajo ordenado
El hornero está rodeado por una gran variedad de curiosidades. Una de las más conocidas y que algunos consideran que está demostrada es que no trabajan los domingos. Según los observadores de aves, se encargan de sus labores todos los días, pero el domingo solo busca comida.
Su casa soporta vientos y tormentas. Incluso, hay casos en que construyeron un nido sobre otro. Sin embargo, se desconoce por qué no vuelve a utilizarlo el siguiente año. Posiblemente sea para evitar estar en contacto con los parásitos albergados.