Descubren un pez vampiro que no chupa sangre

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La cuenca del río Amazonas alberga aproximadamente el 15 % de todas las especies de peces de agua dulce conocidas por la ciencia, y se estima que aún quedarían un 40 % por describir.

Entre ellas se encuentran peces tan extraños como los conocidos localmente como candiru, miembros de la subfamilia de bagres Vandelliinae. Se trata de especies parásitas que se pegan a los cuerpos de otros peces y chupan su sangre, de ahí que también son conocidos como peces vampiro. Ahora, un equipo de científicos acaba de descubrir una nueva especie de candiru, del género Paracanthopoma, que parece estar usando a su huésped de una forma muy distinta.

Durante un muestreo de fauna en un lago de la cuenca del río Demeni, un afluente del río Negro, los científicos encontraron a estos curiosos peces adheridos a la superficie del cuerpo de otros, de la especie Doras phlyzakion.

En total, contaron veinte candirus, uno o dos por huésped. Además, se dieron cuenta que no se unían a ellos en la zona de las branquias, como suelen hacer los peces vampiro, sino que se adherían cerca de las placas óseas laterales. Los peces vampiro tienen hocicos largos y robustos, con fuertes dientes dentarios que los ayudan a permanecer adheridos a la epidermis de su huésped y alimentarse de su sangre.

Sin embargo, cuando los investigadores realizaron un análisis macroscópico del contenido del estómago de las muestras conservadas de Paracantopoma, se sorprendieron al no encontrar sangre coagulada, carne, piel o moco. Esto podría indicar una interacción entre el parásito y el huésped que es más benigna de lo que normalmente se atribuye a los peces vampiro.

¿Qué beneficio obtienen?

“Creemos que la asociación entre candiru y huésped en este caso podría ser comensalista, en lugar de parasitaria, porque los huéspedes no sufrieron daños graves y el candiru aparentemente no obtuvo ningún beneficio alimenticio”, explica Chiara Lubich, investigadora de la Universidad Federal de Amazonas y autora principal del trabajo, que se publica en la revista Acta Ichthyologica et Piscatoria.

Pero, ¿qué más buscarían en el lomo del bagre espinoso amazónico? Una explicación podría ser que, dado que los candirus son pequeños y casi transparentes, podría ser una forma de camuflarse de otros depredadores.

Otra hipótesis es que podrían estar usando a sus primos mayores para ser transportados a distancias más largas que no podrían cubrir por sí mismos, y de esta forma conseguir llegar a lugares seguros o nuevas fuentes de alimentos.

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