El pingüino de Magallanes es un gran indicador del estado del mar

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Punta Tombo es un escenario natural de gran belleza. Compuesto por contrastes entre la estepa patagónica, rocas de colores y un mar turquesa. Abre de septiembre a abril y recibe a miles de personas de todas partes del país y del mundo. Y no es para menos, porque se trata de la reserva de pingüino de Magallanes más grande del planeta.

Hay más de un millón de ejemplares que, año tras año, vuelven a esta costa chubutense para reproducirse, incubar sus huevos, criar a sus pichones y cambiar las plumas.

Fernanda Giacomelli vive en Puerto Madryn desde 2007. Inició su camino como guardafauna en Península Valdés. Trabajó en Punta Pirámide, Caleta Valdes e Isla de los Pájaros. Y, por tercera temporada, desempeña su tarea en Punta Tombo.

“Dedico mi tiempo para que el visitante conozca y comprenda la importancia de respetar y proteger el espacio de todos y a quienes habitan en él”, resume Fernanda.

Su trabajo es muy importante y sacrificado para mantener un vínculo sano entre los visitantes y el entorno. Porque los pingüinos pasan permanentemente por las pasarelas dispuestas en la reserva.

Gracias a que se trata de un lugar turístico, Punta Tombo recibe a muchas personas diariamente. Si bien lo que se ve es de una belleza increíble, hay algunas cuestiones de fondo que hacen que estos animales enfrenten múltiples amenazas que comprometen su supervivencia.

Remarca la guardafaunas: “El pingüino de Magallanes es un gran indicador del estado del mar. Si aparecen animales empetrolados da indicios de algún derrame mar adentro. Cuando aparecen flacos o rellenitos, nos da indicio de si están encontrando bien su alimento o no”.

Además, señaló, “problemas de residuos, no solo pesqueros sino de todo tipo, afectan a cualquier especie que habite en el medio”.

En este sentido, Fernanda sostuvo que “una de las tareas que hacemos, sobre todo en la temporada baja, es limpiar la costa y recolectar los residuos que llegan hasta allí, tales como: plásticos, redes, cajones, baldes, sogas, y varias cosas más”.

“Hemos visto pingüinos de Magallanes enredados en tanzas o redes de pesca. Siempre que detectamos que presentan algún inconveniente a causa de algo provocado por el hombre, intervenimos para ayudar”, detalló.

Otro de los problemas que sufren los pingüinos es la pesca incidental. Este flagelo puede afectar enormemente a las comunidades por lo que es indispensable tomar cartas al respecto.

El doctor en Biología e investigador del Conicet Pablo García Borboroglu, advirtió en Telam que “el mal manejo de las pesqueras es una de las principales amenazas al medio marino a nivel global”. Según detalló, “la competencia por alimentos, en las áreas buscadas por los pingüinos, y la captura incidental durante las operaciones pesqueras representan impactos significativos para las comunidades”.

Reseñas Profundas

En relación a esto, desde la Fundación Sin Azul No Hay Verde se lanzó una campaña que busca visibilizar lo que sucede en puntos turísticos de naturaleza muy concurridos del país.

El objetivo es que los visitantes puedan disfrutar de estos lugares maravillosos, a la vez que toman conciencia sobre lo que sucede más allá de lo que se ve a simple vista. También la campaña está orientada a incentivar la protección y el cuidado de los ecosistemas, no solo por parte de las personas que lo habitan sino también de aquellos que están de paso.

Dentro de este esquema, Punta Tombo es el primer destino turístico de varios más. En cada uno de ellos habrá una reseña y la palabra de un profesional, científico, trabajador o persona afín que le dé una mirada diferente, explicando el alcance de los impactos y la importancia de proteger lo que nos rodea.

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