El tráfico de animales y sus partes ocupa el cuarto puesto en volumen de negocio del crimen organizado, después del narcotráfico, el tráfico de armas y el de productos falsificados. Según datos de Naciones Unidas, genera hasta 10.000 millones de dólares al año.
Un kilo de cuerno de rinoceronte alcanza los 60.000 euros en el mercado negro. En Vietnam, por ejemplo, se ha difundido el rumor de que cura el cáncer, y también está de moda utilizarlo contra la resaca en las fiestas más exclusivas o para bajar la fiebre.
La próxima convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas se celebrará a primeros de marzo en Bangkok (Tailandia). El país anfitrión está considerado por las organizaciones conservacionistas como uno de los mayores mercados no regulados de marfil. Las redes aprovechan las leyes tailandesas, que permiten la venta de marfil de elefantes domésticos, para lavar grandes cantidades de marfil ilegal africano.
Nigeria y República Democrática del Congo son los otros dos países con más comercio ilícito. Para blanquear el marfil, las redes se sirven de tretas como el reclutamiento de prostitutas, a las que hacen pasar por aficionadas a la caza, para llevarlo a Vietnam. Como las leyes de estos países permiten que una persona saque los colmillos de un elefante por año como trofeo, les tramitan los permisos, les hacen una foto posando junto al elefante muerto y logran sacar el marfil sin consecuencias.
Las redes actúan rápido y con la última tecnología. Entre 2011 y 2012 la matanza de rinocerontes se ha incrementado un 30% en Sudáfrica. Los propietarios de parques han llegado a teñir sus cuernos de morado o a difundir que les habían inyectado una sustancia dañina para la salud para evitar la masacre. WWF estima que quedan unos 20.000 ejemplares.