Al igual que no todos los humanos nos parecemos, estas diferencias anatómicas también aparecen entre individuos de otras especies, algo que complica el trabajo de los paleontólogos cuando se trata de animales extintos.
âLas diferencias intraespecĂficas en las faunas extintas a menudo nos llevan de cabezaâ, explica el paleontĂłlogo Joan Madurell, del Instituto CatalĂĄn de PaleontologĂa Miquel Crusafont (ICP). âPrecisamente esto es lo que ha sucedido con el estudio de la evoluciĂłn del zorro las Ășltimas dĂ©cadasâ, continĂșa.
Madurell y Saverio Bartolini de la Universidad de Florencia en Italia han analizado de manera exhaustiva las variaciones de tamaño y de distintos caracteres morfolĂłgicos de la especie de zorro rojo actual (Vulpes vulpes) y las han comparado con las que se observan en diferentes especĂmenes fĂłsiles atribuidos al mismo gĂ©nero; hasta ahora consideradas especies distintas.
Los resultados, publicados en la revista Quaternary Science Reviews, revelan que en los Ășltimos 4 millones de años en Europa hubo una Ășnica especie de zorro, Vulpes alopecoides, a partir de la cual habrĂa derivado la especie actual.
AsĂ surgiĂł el zorro actual
V. alopecoides fue un zorro de tamaño un poco mĂĄs pequeño que el actual y, probablemente, con una dieta menos generalista. Hace unos 400.000 años, esta especie habrĂa dado lugar a una nueva especie algo mĂĄs grande y generalista, el zorro rojo actual, que estĂĄ distribuido por toda Eurasia, NorteamĂ©rica, el sur de Australia y el norte de Ăfrica.
Los investigadores atribuyen la apariciĂłn del zorro rojo actual a los cambios ocurridos en los ecosistemas europeos por la intensificaciĂłn de los ciclos glaciares.
El caso del zorro no es excepcional en el estudio de la evoluciĂłn de los vertebrados en Europa, una disciplina que se inicia hace unos 150 años. Desde entonces se han descrito una gran variedad de especies de mamĂferos y, posteriormente, muchas de ellas han sido consideradas especies sinĂłnimas, es decir, que pertenecĂan a especies ya conocidas.
âHay que tener en cuenta, ademĂĄs, que los paleontĂłlogos a menudo se han interesado mĂĄs por las especies de carnĂvoros grandes y espectaculares como los tigres dientes de sable, que por las pequeñas como los zorrosâ, comenta Joan Madurell.
SegĂșn los investigadores, el estudio muestra cĂłmo la naturaleza tiende a la simplicidad y que los linajes evolutivos a menudo âaunque no siempreâ tienden a ser parsimoniosos y que los cambios evolutivos suceden mayoritariamente impulsados por cambios bruscos de Ăndole climĂĄtica en los ecosistemas.