Las empresas chinas amenazan al jaguar boliviano

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La llegada a Bolivia de empresas chinas, como contratistas del Gobierno para construir carreteras y plantas, tuvo otro efecto además de los económicos o laborales: aumentó los riesgos que acechan al jaguar, especie acosada desde siempre por la caza furtiva.

En el último tiempo ya no se producen incautaciones de colmillos de jaguar en el servicio de correo, como ocurría antes, por lo que se supone que los traficantes han establecido otras formas de contrabando, entre ellas los viajes a casa de los trabajadores de las empresas chinas que trabajan en Bolivia.

Estos preciados pedazos de hueso, que en el mercado negro boliviano pueden costar entre 130 y 400 dólares, valen en China diez veces más. En el mercado de este país también se tranzan las garras y los testículos del animal, que se usan como afrodisíacos, talismanes y símbolos de virilidad y estatus.

El conjunto formado por los colmillos, las garras, los testículos y la piel de jaguar se vende en unos 20 mil dólares en Shanghái.

Se trata de un estímulo muy atractivo para los traficantes, en especial si se considera que en contrapartida las sanciones son casi inocuas: aunque la ley boliviana castiga la cacería furtiva, en la práctica las condenas de los acusados, cuando se dan, nunca los llevan a la cárcel.

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